¿Qué es la técnica de liberación miofascial?
Masaje de liberación miofascial
Foto: Cedric Clth en Pixabay

¿Qué es la técnica de liberación miofascial?

La técnica de liberación miofascial es una práctica, segura y muy eficaz que consiste en aplicar una suave presión sostenida en las restricciones de tejido conectivo miofascial para eliminar el dolor y restaurar el movimiento.

Se enfoca en la liberación de la tensión y a la falta de fuerza muscular. La liberación miofascial aborda diferentes aspectos y condiciones físicas. Muchas personas acuden a esta técnica, incluida en nuestro curso de especialización en quiromasaje y masaje deportivo, después de perder flexibilidad o funcionalidad después de una lesión o si experimentan dolor en la espalda, en hombro, cadera o prácticamente dolor en cualquier área que contenga tejido blando.

Otras afecciones que se trabajan mediante liberación miofascial son el trastorno de la articulación temporomandibular, síndrome del túnel carpiano e incluso fibromialgia o migrañas. En general, los síntomas de suelen incluir:

  • Estrechamiento de los tejidos que restringe el movimiento o tira del cuerpo de la alineación, obligando al uso excesivo de cadera u hombro, por ejemplo.
  • Sensación de presión excesiva sobre los músculos o articulaciones que produce dolor.
  • Dolor en cualquier parte o partes del cuerpo, incluyendo dolor de cabeza o dolor de espalda.

El dolor miofascial

La palabra «miofascial»  viene de los términos «myo», que se refiere a sus músculos y «fascia» que tiene que ver con el tejido conectivo que se encuentra en todo el cuerpo. El síndrome de dolor miofascial se utiliza para indicar el dolor muscular en sus diversas formas. Esto puede incluir problemas con la fascia, el tejido muscular o ambos.

El síndrome de dolor miofascial es un cuadro de dolor regional de origen muscular, localizado en un músculo o grupo muscular, que consta de una banda tensa, aumentada de consistencia, dolorosa, identificable por palpación y en cuyo seno se encuentra una zona conocida como punto gatillo miofascial (PGM), que provoca dolor referido a distancia, espontáneamente o a la presión digital.

Al menos un 30% de la población presenta algún síntoma en el aparato locomotor en que el dolor de origen muscular tiene una importancia significativa y las causas están relacionadas con factores biomecánicos de sobrecarga o sobreutilización muscular o microtraumatismos repetitivos. No se conoce la fisiopatología, pero parece deberse a una disfunción de la placa motora por liberación excesiva de acetilcolina.

Los puntos de activación

Lo que habitúateme se siente como nudos en los músculos es lo que se conocen como puntos gatillo. Estos puntos tensos suelen ser sensibles al tacto y se pueden encontrar en cualquier músculo de su cuerpo. A medida que se desarrollan pueden producir síntomas como entumecimiento, ardor, debilidad, dolor y hormigueo.

Los puntos gatillo o puntos de activación son causados ​​por un trauma en el cuerpo, como un accidente en un automóvil o durante el atletismo. También pueden ser causados ​​por un trauma más leve y prolongado, como trabajar en un escritorio sin la ergonomía adecuada o realizar un movimiento repetitivo durante un período prolongado.

Los puntos de activación son difíciles de identificar a veces porque ocurren en diferentes lugares en diferentes personas. También producen algo llamado «dolor referido», un dolor que se siente en otro lugar además de donde está el punto gatillo real. Sin embargo, los quiroprácticos pueden rastrear los puntos gatillo, por lo que incluso si están algo ocultos por el dolor referido, los pueden encontrar.

Las áreas de disfunción miofascial son sitios de alta irritabilidad neurológica. Los receptores del dolor en el músculo se activan a un ritmo tan rápido que confunden el control del sistema nervioso central. Esto hace que el dolor se proyecte a otras partes del cuerpo y puede provocar graves alteraciones autonómicas.

Causas del dolor miofascial

Los traumatismos, las respuestas inflamatorias y/o los procedimientos quirúrgicos crean restricciones miofasciales que pueden producir presiones de tracción en estructuras sensibles al dolor que no aparecen en muchas de las pruebas estándar, como los rayos X.

El dolor miofascial puede tener dos fuentes. El dolor puede ser generado a partir del músculo esquelético o los tejidos conectivos que fuerzan la fascia. Además, el dolor también se puede generar a partir del tejido miofascial dañado, a veces en un «punto de activación» donde se ha producido una contracción de las fibras musculares. En ambos casos, la restricción o la contracción inhiben el flujo sanguíneo a las estructuras afectadas, acentuando el proceso de contracción a menos que el área sea trabajada.

Diagnóstico del dolor miofascial

En la valoración es fundamental la historia clínica, la exploración física y un adecuado aprendizaje del examen muscular de los PGM. El músculo con un PGM se percibe tenso a la palpación, tensión evidente cuando se compara con el lado contralateral sano.

Esta mayor tensión se atribuye a la presencia de las bandas tensas en las que se encuentran los PGM del músculo afectado. La palpación de la banda tensa puede resultar molesta, pero existe un punto claramente más doloroso que frecuentemente presenta un aspecto nodular.

La presión mantenida sobre un PGM suficientemente irritable provoca dolor referido a otra parte del cuerpo. Este dolor acostumbra a producirse en patrones específicos característicos de cada PGM, descritos de manera bastante consistente por varios autores (Simons, Travell, Rinzler…).

Los PGM provocan rigidez en reposo en los músculos que los albergan. La tirantez de las bandas tensas hace que el músculo se encuentre acortado, creando comúnmente restricción de la movilidad articular y provocando dolor al estiramiento del músculo.

Objetivo de la técnica de liberación miofascial

El objetivo de la liberación miofascial es estirar y aflojar la fascia para que ésta y otras estructuras contiguas puedan moverse más libremente  y se restaure el movimiento del paciente. Cada sesión con esta técnica se realiza directamente sobre la piel sin aceites, cremas o maquinaria. Esto permite detectar con exactitud las restricciones fasciales y aplicar la cantidad adecuada de presión sostenida para facilitar la liberación de la fascia.

El uso de la liberación miofascial promueve la educación en la mecánica corporal apropiada y el movimiento, la instrucción del auto tratamiento, la mejora de la fuerza, la flexibilidad mejorada y la conciencia postural y del movimiento.

Protocolo de actuación

La planificación del protocolo es uno de los aspectos más complejos, pero a la vez más importantes, para asegurar un buen resultado terapéutico. Requiere un abordaje multidimensional, para eliminar los factores perpetuadores, educar al usuario y proporcionarle un programa de ejercicios domiciliarios.

La técnica manual (estiramientos, presión digital, punción seca…), los fármacos (anestésicos locales, corticoides, toxina botulínica…) y diversos protocolos conductuales se emplean de forma individualizada para cada usuario (desde el inicio se le debe enseñar ejercicios de estiramiento así como de técnicas de inactivación de PGM para que los realice en su domicilio).

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