Enfermedades transmitidas por perros a humanos
Dos niños besan a un perro
Foto: Sonya Etchison en Dreamstime

Enfermedades transmitidas por perros a humanos

Algunos propietarios, más o menos compungidos, se creen en la obligación de desprenderse de su mascota para no poner en peligro su propia salud, ni la de sus hijos. Cosas tan dispares como ”el quiste”, ”la enfermedad del mosquito”, o la saliva del perro (a la que se le llegan a atribuir propiedades maléficas que bordean lo sobrenatural), son responsables de ese temor, a todas luces no justificado, del hecho en sí de convivir con un perro.

Por otro lado, sería injusto no admitir que algunos propietarios corren riesgos innecesarios, por no tener en cuenta que, en determinadas circunstancias, el perro puede transmitir al hombre algunas enfermedades. A todos estos propietarios, y también a aquellos que, simplemente, deseen conocer qué riesgos existen, y cómo podemos evitarlos, va dedicado este artículo.

Zoonosis entre perros y humanos

Un chico acaricia a un perro
Foto: en Unsplash

La siguientes son las llamadas zoonosis, enfermedades transmisibles entre el hombre y los animales.

La Hidatidosis

Según las estadísticas, actualmente alrededor de 8.000 personas al año son operadas en España por culpa de esta enfermedad. A estas personas, se les extrae quirúrgicamente uno o varios quistes (cavidades con líquido en su interior), llamados quistes hidatídicos, que pueden afectar a distintos órganos internos (hígado, pulmón, etc.).

Las mismas estadísticas desvelan un dato tranquilizador: entre las personas afectadas por esta enfermedad, no se detecta predominio alguno de la categoría “propietarios de perros”. Dicho de otro modo: el hecho de tener perro no aumenta estadísticamente el riesgo de padecer la enfermedad. ¿Por qué entonces la mencionamos aquí?

Muy importante lavar

Para contestar a esta pregunta, hay que conocer cómo se produce esta enfermedad. Es la larva de una tenia (una tenia es un gusano de forma aplanada) llamada Echinococcus granulosus, la responsable de la formación de estos quistes hidatídicos. De hecho, en el interior de los quistes se encuentran las larvas de esta especie. ¿Cómo han llegado hasta ahí? Sencillamente, los huevos (microscópicos) del parásito, en cuyo interior se encontraban estas larvas, han sido ingeridos por la persona afectada.

Estos huevos microscópicos pueden contaminar frutas o verduras mal lavadas, u otros alimentos que hayan estado en contacto con tierra, o agua no filtrada. Una vez en el aparato digestivo de la persona, las larvas salen del huevo, atraviesan la pared intestinal, y “se instalan” en los órganos afectados. Pues bien, ocurre que la especie canina, y algunos cánidos silvestres, como el lobo, son las únicas que pueden eliminar en las heces huevos de este parásito.

Eso sí, para que un perro se convierta en eliminador de huevos, es necesario que previamente se haya contagiado con el parásito, y eso sólo puede ocurrir si ingiere vísceras (o, muy raramente, carne cruda) de animales herbívoros (vaca, oveja, cabra, caballo, conejo) u omnívoros (cerdo).

Queda por lo tanto claro que, una vez que los huevos del parásito han sido eliminados con las heces del perro, pueden por ejemplo ser transportados por el agua de lluvia, y contaminar agua o vegetales que luego son ingeridos por otros animales (o por personas).

También cabe destacar que el perro no padece estos quistes, su papel es el de mero transmisor del parásito, pero un perro parasitado puede perfectamente pasar desapercibido para sus dueños, o presentar simplemente una leve diarrea. Otro dato importante, es que desde que el perro se contamina con el parásito, hasta que empieza a eliminar huevos del mismo en las heces, transcurre un plazo de alrededor de seis semanas.

zoonosis-2-CIM-Formacion

Prevención de la Hidatidosis

Teniendo todo lo anterior en cuenta, las medidas preventivas son obvias: será conveniente eliminar de la dieta del perro tanto la carne cruda, como las vísceras de herbívoros y omnívoros (una cocción incompleta del interior de las mismas no anularía el riesgo de contagio).

También será aconsejable, al menos en zonas de alto riesgo, desparasitar al perro con fármacos eficaces contra este parásito (no todos los antiparasitarios lo son, y conviene ser asesorado al respecto por su veterinario) al menos una vez cada seis semanas, puesto que si espaciamos más las tomas, cabrá la posibilidad de que entre dos tomas sucesivas, el perro sea parasitado, y le dé tiempo a eliminar huevos del parásito en las heces.

Por último, si bien es verdad que la posibilidad de contagio directo perro-dueño es ínfima (haría falta que el animal parasitado lamiese superficies contaminadas con algún huevo, y que inmediatamente después lamiese la boca del dueño, o bien que lamiese sus manos, y que entonces el dueño se las llevase a la boca…), es prudente insistir en la necesidad de guardar unas normas mínimas de higiene.

Bastará con lavarse las manos antes de las comidas, y con evitar lamidos del animal directamente en la boca. Habrá que tener particular cuidado en ese sentido con los niños pequeños, más propensos a llevarse las manos a la boca, pero incluso en esos casos, hay que insistir en que la desparasitación periódica del perro, correctamente realizada, elimina la posibilidad de que ese perro actúe como transmisor.

Y, sobre todo, no olvidemos lavar frutas, verduras, y demás alimentos que hayan podido ser contaminados. Es ahí realmente donde reside el riesgo, y ese riesgo afecta por igual a quien no tiene perros…

Otros parásitos intestinales

Ahí se incluirían las larvas de una especie de lombriz intestinal (Toxocara canis), y otros parásitos microscópicos (Giardia, Cryptosporidium parvum). También algunas bacterias responsables de infecciones intestinales en el animal (Salmonella, Campylobacter) pueden ser transmitidas al hombre.

Pero, una vez más, podemos estar razonablemente tranquilos, porque el riesgo estadístico de contagio es muy pequeño. Agrupando todas estas enfermedades, son escasísimos los casos descritos y documentados de transmisión perro-hombre en nuestro país.

En todas estas zoonosis, el contagio se realiza por vía oral, de modo que las mismas medidas de higiene comentadas anteriormente son eficaces también contra ellas. Cuando ello sea posible, el evitar que el perro tenga acceso a deposiciones de otros perros, que pudieran estar contaminadas, será una medida añadida de prevención.

Además, en los casos en los que se considere el riesgo de contagio por lombrices, el veterinario incluirá en el programa rutinario de desparasitación fármacos eficaces contra las mismas.

La rabia

Parece adecuado empezar diciendo que en la actualidad se considera erradicada en la Península, en Baleares y en Canarias, si bien esporádicamente se detecta algún caso puntual en murciélagos, que probablemente provengan del norte de África.

En ese sentido, el riesgo de transmisión es mayor en Ceuta y Melilla. La permeabilidad de nuestra frontera con Francia, y la ausencia de control veterinario de los perros que la atraviesan, hace que, al menos en teoría, sea concebible la aparición de algún caso de rabia canina en el futuro. Afortunadamente, la vacunación anual de los perros es una garantía de protección eficaz contra esta enfermedad, cuya transmisión, por otra parte, se realiza sólo mediante mordedura.

Una particularidad de esta enfermedad a tener en cuenta, es que un perro portador del virus que la origina, puede transmitirla (mediante mordedura), hasta dos semanas antes de empezar a presentar síntomas, es decir, en una fase en la que aparentemente está sano. De ahí la conveniencia de poner en observación durante este plazo a todo perro que haya herido mediante mordedura a una persona. En cualquier caso, insistamos en que desde hace lustros no se da en la Península ningún caso de transmisión de la rabia del perro al hombre.

La leptospirosis

No es una enfermedad erradicada, aunque, una vez más, hay pocos casos descritos de contagio humano a partir del perro. En la fase aguda de la enfermedad, el perro afectado elimina las bacterias (leptospiras) vivas, en todas sus secreciones y excreciones. En fases tardías, seguirá eliminándolas sólo en la orina.

Pero la posibilidad de contagio se ve muy limitada porque estas bacterias sobreviven poco tiempo en medios ácidos (como son la orina, o los vómitos). La infección del hombre se puede realizar por contacto directo e inmediato con secreciones o excreciones del perro enfermo, contaminadas.

Una vez más, unas reglas mínimas de higiene, y una vacunación adecuada del animal serán medidas muy eficaces para nuestra protección. Cabe insistir en que la vacuna que protege al perro contra esta enfermedad es distinta de la vacuna antirrábica. Podemos aplicar ambas al mismo tiempo, pero demasiados propietarios creen todavía, erróneamente, que un perro que recibe sólo la vacuna antirrábica “no puede contagiarles nada”, y olvidan, o desconocen, que es muy aconsejable vacunar también periódicamente, entre otras enfermedades, contra la leptospirosis.

Leishmaniosis

Un capítulo importante, sobre todo en la España mediterránea, está ocupado por una enfermedad parasitaria del perro y el hombre, la leishmaniosis. La produce un protozoo Leishmania donovani, parásito unicelular microscópico, que sólo puede ser transmitido por la picadura de mosquitos del género flebotomo.

En este sentido, el contacto directo con el perro no aumenta el riesgo de padecerla, en la medida que el perro no altera la probabilidad de que seamos picados por mosquitos “infestantes”. No disponemos de vacuna eficaz contra la enfermedad, pero una medida que se aplica en zonas endémicas es chequear periódicamente a la población canina, para detectar a aquellos perros que sean portadores del parásito, antes incluso de que empiecen los síntomas de la enfermedad.

Los productos repelentes contra mosquitos, aunque de eficacia muy variable, pueden ser interesantes. También aquí, insistiremos en que los estudios epidemiológicos realizados en nuestro país en medicina humana no identifican a las personas que tienen perro como “grupo de alto riesgo”.

Está fuera de las pretensiones de este artículo el repasar exhaustivamente todas las zoonosis en las que el perro pueda jugar un papel. Señalemos que existen algunas otras enfermedades que, de forma poco frecuente, pueden (o podrían), ser transmitidas por el perro a las personas (enfermedades producidas o transmitidas por pulgas o garrapatas, por ácaros de la piel, por hongos, casos excepcionales de tuberculosis).

Lo verdaderamente importante es saber que disponemos de medidas eficaces (y a menudo fáciles de aplicar) de prevención contra ellas. Recordemos la conveniencia de vacunar y desparasitar periódicamente al animal, de controlar lo que ingiere, de someterlo a chequeos veterinarios periódicos, y también de guardar unas normas mínimas de higiene.

Un hecho indiscutible, es que ningún estudio epidemiológico identifica la posesión de perros como un factor de riesgo que disminuya la esperanza de vida de las personas. Bien al contrario, se multiplican las referencias médicas al hecho de que hay una menor incidencia de algunas enfermedades, como la depresión, entre personas que tienen perro.

Y sería injusto no mencionar las propiedades terapéuticas del contacto con perros en el tratamiento de cuadros de psiquiatría, como el autismo, o la esquizofrenia, e incluso en pacientes en procesos de rehabilitación post-traumática. Convendrá recordarlo muy a menudo, en una época de “caza de brujas” como ésta…

Otras enfermedades que contagian los animales

Enfermedades bacterianas

Las mascotas pueden transmitir una serie de enfermedades bacterianas, como la enfermedad por arañazo de gato, salmonelosis, campilobacteriosis y SARM. Las mascotas también pueden propagar la enfermedad de Lyme, que se transmite por garrapatas.

Enfermedades parasitarias

Las mascotas también pueden transmitir un número de helmintiasis (enfermedades por gusanos) a las personas, incluyendo tenias, anquilostomas y gusanos redondos. Los parásitos que pueden causar diversas enfermedades y se propagan por insectos, como garrapatas y pulgas.

Los animales de compañía deberían desparasitarse tanto interna como externamente, al menos, cada tres meses.

Enfermedades protozoarias

La giardiasis, la leishmaniasis y la toxoplasmosis son tres tipos de enfermedades causadas por protozoos que las personas pueden contraer a partir de las mascotas. La mejor manera de prevenir este tipo de enfermedades es lavarse las manos adecuadamente después de manejar los excrementos de las mascotas, usar guantes cuando cuidas a una mascota enferma, desinfectar las superficies y evitar comer carne cruda o poco cocinada.

Tiña

La tiña es una infección fúngica de la piel, el pelo y las uñas. Este tipo de infección produce una erupción en forma de anillo con caída del pelo. Dado que la tiña se transmite fácilmente, los niños y las personas con sistemas inmunológicos débiles deben evitar el contacto con mascotas infectadas, aunque en muchos casos los animales solo son portadores.

Los dueños de mascotas deben usar guantes y mangas largas cuando acarician o juegan con mascotas infectadas.

Ver todos los artículos de Veterinaria

Deja un comentario

6 comentarios
  • Ando preocupado estos días por la equincosis, y buscando información por la red, he llegado a este comentario. Me tranquilizaba pensar que esta enfermedad, se limitaba básicamente a zonas rurales con ganado, ya que no se puede transmitir entre perros, sin embargo, me encuentro con este comentario, que obviamente no se a que zona de España pertenece. Pero hay cosas que no me cuadran, el comentario dice que enseguida limpió la ropa y el suelo, por lo tanto si quedaron restos de heces no serian detectables a la vista, que hiciste para analizar las heces, ¿volver 3 días después a cogerlas de la calle? Luego dices que en el mismo día te dieron los resultados, creo que esos análisis llevan más tiempo, no es así? Mi preocupación viene, porque recientemente nos dieron un perro de raza grande proveniente de zona de endémica, que había sido criado en una zona rural, en recinto cerrado y alimentado en teoría a base de pienso y latas, no sabemos si estaba desparasitado, así que lo hicimos un par de días después de adquirirlo, el perro tenía 2 meses y medio o 3 como mucho, me preocupa que haya podido comerse un roedor infectado, ya que provenía de zona endémica, ¿es posible? debería hacerle algún análisis para averiguar si estaba infectado? y partir de ahí analizarnos nosotros o no según el resultado?
    No encuentro apenas información sobre la prevalencia de dicha enfermedad en España a día de hoy, todos los informes que encuentro son de hace años, si me pudiesen dar información.
    Gracias

    • Hola Seva. Actualmente en España a la hidatidosis se la considera una enfermedad ocupacional asociada a zonas rurales con elevada carga de ganado ovino (o caprino). Algunas comunidades llegan a presentar valores de más de 25 casos/100.000 habitantes. Pero tampoco hay que preocuparse mucho. Lo más importante es no dar despojos crudos ni carne cruda de animales enfermos como comida para perros y a su vez desparasitarlos con cierta frecuencia (cada 45 días por ejemplo). La zoonosis suele provenir del consumo de agua infestada por los huevos microscópicos del Echinococcus granulosus o bien verduras consumidas crudas no desinfectadas. Por consumir ratones no se contagia el parásito.
      Desparasita a tu perro cada 2 o 3 meses y si vives en una zona con mucho ganado cada 45 días o bien consúltalo con tu veterinario. Al ser una enfermedad de declaración obligatoria desde 1982, él estará al corriente de la incidencia y prevalencia de la enfermedad en tu zona. Mejor que él para informarte no hay nadie. ¡Suerte!

  • Buenas tardes:

    me parece bien no demonizar a los animales, pero ahora les comento mi caso, y les ruego una contestación.
    Resulta que hace tres días, al sacar a mi bebé del coche, di un traspiés y me caí hacia atrás encima de unas cuantas cacas de perro que había en un árbol en la acera. Normalmente no se deja apenas espacio de terreno para los árboles en el recinto urbano, pero aquí en mi barrio tienen más de un metro cuadrado de perímetro a su alrededor para desarrollarse. Es ahí donde me caí con mi bebé. Al intentar levantarme creo que toqué la tierra y además toda la ropa estaba sucia, y las botas también. Las heces no parecían muy recientes. Al llegar a casa entre con la ropa y el calzado por el pasillo hasta que me me pude cambiar , y claro, el suelo pudo haberse contaminado. Mientras me cambiaba rápidamente, mi bebé estuvo deambulando por el pasillo. Y, aunque metí a lavar la ropa y a los diez minutos fregué le di una pasada al suelo, a mi bebé le dio tiempo a pasear por el pasillo, sentarse y poner las manos en el suelo…. no sé si a metérselas en la boca también. Y a caminar por el resto de las habitaciones.

    En estos tres días no pude limpiar los suelos en condiciones, por mi trabajo, pero, aunque mi marido me dijo que era una exagerada, tenía miedo de que las heces tuvieran algún parásito. Hoy, después de insistirle, hemos llevado a analizar las heces y nos han confirmado la presencia de echinococcus y otros parásitos en las heces.

    ¿Creen ustedes que podamos habernos infestado? ¿existe algún fármaco para desparasitar a humanos? ¿qué efectos secundarios existen? ¿cómo deberíamos proceder?
    Muchas gracias.

    En verdad, lo que dice el artículo es cierto: posiblemente pocos dueños de perros infestados se contagien, pero el resto de las personas que no sabemos acerca de estos perros, somos víctimas de la mala praxis y dejadez de esos dueños descuidados.

    • Hola María,
      Es muy improbable que haya habido contagio, porque tendría que haber ingerido los huevos.
      Pero a la hora de hablar sobre tratamientos en personas, y todavía más sobre efectos secundarios de tratamientos en personas, es preciso que consultes con tu médico de cabecera, ya que nuestro equipo veterinario no te podemos responder a eso. Nuestra responsibilidad termina al hablar de los riesgos de zoonosis y de las medidas de prevención con los animales, y es el médico quien debe recomendar y prescribir tratamientos médicos a personas.
      Muchas gracias por seguirnos y deseamos que todo haya quedado en un susto.

      • Muchas gracias por su respuesta.

        Hemos ido al médico de cabecera y las medidas que hay para humanos son más bien de seguimiento, no preventivas ni invasivas en un principio, hasta que no se confirme el caso por métodos serológicos (ELISA). Imaginamos que es por los efectos secundarios que los benzimidazoles que se aplican una vez instalado el quiste para combatirlo son demasiado grandes y negativos como para recetarlos sin tener la total seguridad de que la infestación se haya producido.

        Por lo tanto, los procedimientos a seguir son análisis de sangre para comprobar determinados parámetros presentes cuando estos parásitos lo están.

        Muchas gracias de verdad por su amabilidad y rápida respuesta.

        Un saludo cordial.

        María.

  • «Caza de brujas», no se nos ocurre mejor manera de expresarlo. A todo lo dicho en este artículo, nos gustaría añadir los resultados de un estudio reciente que concluye que los niños que conviven con perros son más resistentes a las infecciones.