Da lo mismo que el cambio climático se deba a la quema de combustibles fósiles o a una tendencia ambiental inevitable independiente de las actividades humanas. El hecho es que nuestro planeta se está calentando poco a poco.
Y, aunque no podemos predecir aún qué efecto tendrá sobre la especie humana, este calentamiento global, sí que podemos ver cómo está afectando a muchas especies más amenazadas. Estos son algunos animales salvajes y mamíferos marinos más afectados por el cambio climático.
Las especies más amenazadas
Sin embargo, no es lo mismo que una especie esté en peligro de extinción a que se vea amenazada, a pesar de que en algunos círculos se emplean ambos términos como equivalente. Las especies amenazadas son especies nativas que se encuentran en riesgo de convertirse en especies en peligro de extinción en un futuro próximo.
Las especies amenazadas pueden tener una disminución de la población o ser excepcionalmente raras. Al igual que las especies en peligro, la causa de su rareza es variable, pero puede ser debido a amenazas como la destrucción del hábitat, el cambio climático o la presión de las especies invasoras.
Una especie en peligro de extinción es una especie nativa que se enfrenta a un riesgo significativo de extinción en un futuro próximo en la totalidad o una parte significativa de su población. Las especies en peligro de extinción pueden disminuir en número debido a las amenazas como la destrucción del hábitat, el cambio climático o la presión de las especies invasoras.
El pingüino emperador
El pingüino emperador es una de las especies más amenazadas e inusualmente susceptible al cambio climático. De hecho, las poblaciones pueden ser diezmadas incluso con leves tendencias de calentamiento.
Si el calentamiento global continúa al ritmo actual, los expertos advierten que el pingüino emperador podría perder nueve décimas partes de su población en 2100, momento en el que estaría muy cerca de la extinción total.
La foca ocelada
La foca ocelada no está en peligro de extinción. Sin embargo, su hábitat corre serio peligro, ya que estas focas anidan y se reproducen en el hielo y los témpanos de hielo, que son los hábitats más expuestos al calentamiento global. Además, son una de las principales fuentes de alimento para los osos polares (ya en peligro) y de los humanos nativos.
El zorro polar
Con la disminución de la capa de nieve, el zorro ártico no puede confiar en su abrigo de invierno de piel blanca para el camuflaje, por lo que está cada vez más expuesto a sus depredadores.
El oso polar
El oso polar pasa la mayor parte del tiempo en los témpanos del Océano Ártico, buscando focas y pingüinos, y a medida que estas plataformas disminuyen en número y se alejan, la rutina diaria del oso polar se vuelve cada vez más precaria.
Si a esto le añadimos la disminución en la población de sus presas debido a las condiciones ambientales vemos que el panorama para este mamífero es desolador, siendo una de las especies más amenazadas. Según algunas estimaciones, la población mundial de osos polares se reducirá en dos tercios para el año 2050 si no cambian las tendencias del calentamiento global.
La ballena beluga
La ballena beluga no se ve afectada negativamente por el calentamiento global, o al menos no es más vulnerable al calentamiento global que cualquier otro mamífero marino. El problema es otro. El aumento de las temperaturas globales ha hecho que sea más fácil para los turistas acudir en masa a las aguas árticas en expediciones de observación de ballenas, lo que distrae a las belugas de sus actividades habituales.
De hecho, se sabe que con la presencia intrusiva de barcos, estas ballenas dejan de alimentarse y reproducirse, y el ruido ambiental de los motores puede interferir con su capacidad de comunicarse, navegar y detectar presas o amenazas cercanas.
El buey almizclero
Hace 12.000 años, poco después de la última Edad de Hielo, la población mundial de bueyes almizcleros cayó en picado. Ahora la tendencia parece repetirse. El cambio climático no solo ha restringido el territorio del buey almizclero, sino que también ha facilitado la migración hacia el norte de osos pardos, que se enfrentarán a los bueyes almizcleros si están especialmente desesperados y hambrientos.
El tejón
Los tejones prefieren anidar y destetar a sus crías en las nieves primaverales del hemisferio norte, por lo que un invierno corto, seguido de un deshielo temprano, puede tener consecuencias devastadoras. Además, se estima que el macho tiene un «rango de hogar» de casi 400 kilómetros cuadrados, lo que significa que cualquier restricción en el territorio de este animal afecta negativamente a sus poblaciones.
La tortuga laúd
Las tortugas laúd ponen sus huevos en playas específicas, a las cuales regresan cada tres o cuatro años para repetir el ritual. Pero a medida que se acelera el calentamiento global, una playa que se usó un año puede no existir unos años más tarde. Incluso, si todavía está presente, los aumentos de temperatura pueden causar estragos en la diversidad genética de la tortuga laúd.
El pez payaso
Los arrecifes de coral son especialmente susceptibles a las crecientes temperaturas oceánicas y la acidificación, y las anémonas de mar que brotan de estos arrecifes el hogar ideal para el pez payaso, donde se protege de los depredadores. A medida que los arrecifes de coral se descomponen, las anémonas disminuyen en número, y también lo hacen las poblaciones de peces payaso.
El flamenco
Los flamencos se ven afectados por el calentamiento global de varias maneras. Por una parte, estas aves prefieren aparearse durante la temporada de lluvias, por lo que períodos prolongados de sequía pueden afectar negativamente sus tasas de supervivencia.
Por otra parte, la acidificación provocada por el aumento de la producción de dióxido de carbono puede causar la acumulación de toxinas en los flamencos de las algas azul-verdosas que de vez en cuando les gusta comer. Además, la restricción de sus hábitats ha llevado a estas aves a regiones donde son más susceptibles de ser cazadas por determinados depredadores.
Y eso no es todo. Además, dado que los flamencos derivan su coloración rosa del camarón en su dieta, la disminución de las poblaciones de camarón puede convertir estas famosas aves rosadas en blancas.
El koala
El oso koala no es más vulnerable al aumento de las temperaturas globales que cualquiera de los otros marsupiales de Australia. El problema es que los koalas subsisten casi exclusivamente en las hojas del árbol de eucalipto, y este árbol es extremadamente sensible al cambio de temperatura y la sequía, por lo que convierte al koala en una de las especies más amenazadas. A medida que el árbol de eucalipto cae, también lo hace el koala.
El lince ibérico
El lince ibérico (Lynx pardinus) mide hasta un metro de longitud, pesa cerca de 15 kilos y se caracteriza por su pelaje de color pardo a grisáceo moteado de negro en los flancos, ojos color amarillo pálido, orejas con pinceles en su punta y mejillas peludas a modo de largas patillas.
Según las estimaciones publicadas el año pasado sólo quedan unos 250 linces en estado salvaje, escondidos en dos regiones del sur de España, la Sierra Morena y el Parque Nacional de Doñana.
Tan sólo en medio siglo su área de distribución se ha reducido de 40.600 km cuadrados a 1.200 km cuadrados, debido a que el conejo, su principal alimento, ha visto disminuida su población por dos enfermedades (mixomatosis y enfermedad hemorrágica vírica) así como la caza furtiva y la fragmentación de su hábitat mezcla de pastizales y bosques.
Un estudio del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, indica que “el cambio climático se prevé que tenga una influencia negativa rápida y severa en el lince ibérico, superior a su capacidad de adaptación o para poderse dispersar a las regiones climáticamente más favorables”, afirma el estudio.
“Estimamos el tiempo de la extinción en menos de 50 años, a pesar de las disminuciones globales de los gases de efecto invernadero”, afirma, en referencia a la estabilización de los niveles de dióxido de carbono atmosférico a 450 partes por millón (450 ppm). Alcanzar el objetivo de 450 ppm ofrecería una alta probabilidad de contener el calentamiento a 2 ºC respecto a los niveles preindustriales, el objetivo fijado en las conversaciones climáticas de la ONU.
Cómo afecta a los animales el cambio climático
Desde el Ártico hasta el desierto de Mojave, los hábitats terrestres y marinos están cambiando rápidamente. Los satélites que observan la transformación del hábitat ayudan a los científicos a pronosticar lo que los animales pueden hacer debido al cambio climático.
En la conferencia de prensa de la reunión de la American Geophysical Union celebrada recientemente en San Francisco, tres investigadores mostraron cómo las observaciones detalladas de satélite han facilitado los estudios ecológicos del cambio climático en los últimos tiempos. Los expertos se centraron en tres casos de diferente naturaleza: los osos polares del Ártico, la sequía que afecta a Norteamérica y la influencia del aumento de la vegetación en el extremo norte de Rusia.
A lo osos polares del Ártico
Los expertos explicaron cómo los cambios en la capa de hielo en el Ártico han ayudado a los científicos a predecir una caída del 30 por ciento de la población mundial de osos polares en los próximos 35 años. «Es difícil predecir qué población habrá en el futuro, especialmente para los animales que viven en regiones vastas y remotas», dijeron.
«Pero los osos polares necesitan el hielo para ser osos polares». Este estudio se suma a otras investigaciones que afirman que la población de osos polares se enfrentará a grandes descensos junto a la pérdida continúa de su hábitat.
Pumas y ciervos en Norteamérica
Los expertos también explicaron cómo las imágenes de satélite han mostrado que la disminución del crecimiento de plantas debido a la sequía en América del Norte da pistas sobre como será el comportamiento de los herbívoros migratorios y cómo esto afectará a los depredadores, especialmente al ciervo y al puma en estos casos.
Los expertos explican que estos animales, ante la disminución de comida y agua, se acercarán más a ciudades y granjas, lo que provocará grandes problemas debido a colisiones con vehículos y daños al devorar cultivos, granjas y jardines.
Renos Taimyr en Rusia
Por último discutieron sobre cómo los datos de satélite sobre el crecimiento de las plantas indican que la concentración de renos salvajes en el extremo norte de Rusia no ha conducido a un exceso de pastoreo de su entorno, como se pensaba anteriormente.
El hato de renos Taimyr en la región más septentrional de Rusia es el mayor de renos salvajes en el mundo y una clave de fuente de alimentación de la población indígena de la península de Taimyr.»Las poblaciones de renos están disminuyendo en todo el mundo, en algunos lugares catastróficamente; en Taimyr, se ha producido una caída de alrededor del 40 por ciento desde 2000 y la manada se encuentra ahora en 600.000 animales», explicaron los expertos.
Los expertos examinaron los datos históricos que se remontan a 1969 y determinaron que hay cambios en curso en los patrones de distribución y migración de los renos provocados por el cambio climático y la presión humana. Los renos se han trasladado al este, lejos de la actividad humana. Al mismo tiempo, la manada ahora está viajando más al norte y más arriba durante el verano, posiblemente para evitar el aumento de las temperaturas y la abundancia de mosquitos.
Imágenes de la NASA han ayudados a determinar la presencia de renos y su impacto en la vegetación en los territorios donde se instalan. Se ha visto que, como era de esperar, la biomasa vegetal disminuyó mientras que los renos estaban pastando, pero se recuperó unas semanas después de que los animales abandonaran el área. Este hallazgo es un argumento contra el pastoreo excesivo como un posible factor para la disminución de la población de renos Taimyr que se produjo a partir de 2000.
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