La displasia es la más común de las enfermedades articulares que podemos encontrar en las caderas de la mayoría de razas de perros. Es una enfermedad multifactorial, multigénica y hereditaria, es decir, son varios los factores que predisponen y causan la displasia de cadera, y los genes implicados en su aparición. Implica una incongruencia entre la cabeza del fémur y el acetábulo y conduce a un proceso degenerativo articular.
La causa suele ser el desarrollo de osteoartrosis en la articulación, aunque puede ser también resultado de la fractura del acetábulo, la cabeza del fémur o del cuello femoral.
Existen varios grados de displasias, y puede aparecer también cuando el perro es cachorro. La clasificación de los grados de displasia según la OFA (Fundación Ortopédica para Animales) es:
- Grado I: mínima alteración con pequeña subluxación y escasos cambios degenerativos.
- Grado II: marcada subluxación lateral de la cabeza femoral (25-50 % está fuera del acetábulo).
- Grado III: el 50-75 % de la cabeza femoral fuera del acetábulo, donde encontramos cambios degenerativos.
- Grado IV: luxación de la cabeza femoral con aplanamiento del borde acetabular y la cabeza femoral y aparecen cambios degenerativos importantes.
A qué edad aparece
Puede aparecer entre los cuatro y los ocho meses de edad del cachorro (siendo este reacio a realizar actividades como saltar, galopar o subir escalones) o por desgaste en la edad adulta. También influye el peso del animal; la falta de movilidad por la osteoartrosis conlleva al aumento de peso, siendo la causa predominante de la eutanasia.
Los síntomas pueden ser una cojera potencialmente grave y cambios de comportamiento relacionados con su actividad (como rechazo a los juegos y paseos) o incluso puede derivar en tendencias agresivas.
Progresivamente los perros displásicos tienden a perder la extensión de la cadera, y la movilidad articular por la aparición de trozos de hueso desprendidos en las zonas comprometidas. Muchos perros pierden masa muscular en las patas traseras y algunos pueden llegar a desplazar su centro de gravedad hacia adelante flexionando su columna vertebral y las articulaciones delanteras.
El tratamiento
Suele requerir cirugía (que puede realizarse de forma precoz para influir positivamente en el desarrollo de la articulación y la pelvis o en edad adulta para limitar el dolor y la discapacidad) o puede mitigarse el dolor mediante métodos conservadores, estableciendo el veterinario programas de tratamiento (mantenimiento o incremento de la movilidad de las articulaciones, mantenimiento de la propiocepción y optimización del peso).
Pero por lo general, la gravedad y tasa de progresión de displasia es menor en perros con una ligera restricción de calorías en el crecimiento (comparados con perros que comen “ad libitum”) y existe un estudio que demostró que la administración de un condroprotector entre las seis semanas y los ocho meses, redujo la predisposición al desarrollo de la displasia.