Clasificación de las técnicas de osteopatía
Aplicando técnicas de osteopatía
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Clasificación de las técnicas de osteopatía

La osteopatía es un tipo de terapia alternativa que enfatiza los reajustes manuales, la liberación miofascial y otra manipulación física del tejido muscular y los huesos.

Es una especialidad que engloba diferentes conocimientos específicos basados en la anatomía y fisiología del cuerpo humano, así como en el conocimiento de cómo intervienen los diferentes tejidos en el desarrollo de las enfermedades y dolencias y en la aplicación de técnicas para normalizar las funciones alteradas.

En realidad, la osteopatía trata al ser humano como un todo y su función es restablecer el equilibrio mediante esas técnicas de osteopatía manuales aplicadas en los tejidos afectados, no solo en el sistema músculo-esquelético, sino también visceral, nervioso, etc.

Las técnicas se basan en una ideología creada por Andrew Taylor Still (1828–1917) que postula la existencia de una continuidad miofascial, una capa de tejido que conecta todas las partes del cuerpo. Los osteópatas intentan diagnosticar y tratar la disfunción somática mediante la manipulación de los huesos y músculos de una persona y, por lo tanto, tratan una variedad de dolencias.

Tipos de técnicas de osteopatía

La osteopatía, en la medida que incide sobre diferentes tipos de tejidos, debe aplicar técnicas diferentes, que cambian en función de dichos tejidos. Estas técnicas de osteopatía se clasifican en tres tipos: técnicas de osteopatía estructural (dirigidas al sistema músculo-esquelético), técnicas de osteopatía visceral y técnicas de osteoapatía craneal (terapia craneosacral).

Osteopatía estructural

La osteopatía estructural es la parte más conocida y más común de la osteopatía. Muy a menudo el término se usa erróneamente para definir la osteopatía en sí misma. La osteopatía estructural describe el diagnóstico y el tratamiento de las disfunciones en el sistema musculoesquelético, de la misma manera que la osteopatía visceral se relaciona con el sistema visceral. Se basa en el principio de que la estructura y la función están relacionadas, si la estructura no está equilibrada, la función se ve afectada y causa disfunción.

En la osteopatía estructural se aplican diversas técnicas, todas ellas adaptadas a cada disfunción concreta en dicho sistema. Durante la sesión se realiza un análisis continuo durante el cual el osteópata elige qué técnica aplicar.

Se dedica al tratamiento de todas las lesiones articulares y para-articulares del raquis vertebral y de los nervios. El trabajo de esta técnica se efectúa basándose en manipulaciones precisas para liberar la estructura de los distintos tejidos u órganos de sus posiciones “constrictoras”, permitiendo la “liberación” y el restablecimiento de los sistemas corporales.

Las técnicas utilizadas en la osteopatía estructural normalmente son manipulativas, espinales y tejidos blandos.  La osteopatía estructural generalmente se enfoca en estirar los músculos y movilizar las articulaciones. Los osteópatas también pueden ajustar las articulaciones del paciente utilizando técnicas de manipulación. Ocasionalmente, cuando esto ocurra, se escuchará un «clic», algo que es perfectamente normal.

Cuándo se puede usar

La osteopatía estructural es efectiva en el tratamiento de dolores y molestias generalizadas, dolor artrítico, problemas circulatorios, calambres, problemas de digestión, dolores articulares, lumbalgias, ciática, espasmos musculares, neuralgia, fibromialgia, incapacidad para relajarse, dolor reumático, ciertas lesiones deportivas, dolores en las articulaciones -incluyendo cadera y dolor de rodilla por osteoartritis-, dolor de espalda general, agudo y crónico, dolor de cuello mecánico sin complicaciones, dolor de cabeza por tensión en el cuello, prevención de migrañas y dolor de hombro o codo (hombro congelado o epicondilitis lateral).

Osteopatía visceral

Mientras que la osteopatía estructural trabaja predominantemente en el equilibrio de músculos, huesos, ligamentos y tendones, la osteopatía visceral también considera  los movimientos y la calidad de los órganos internos (también llamados vísceras: estómago, hígado, intestinos, pulmones, etc.) para tratar problemas de espalda,  cuello,  hombros, piernas, etc.

La osteopatía visceral está orientada a la actuación sobre los tejidos que participan en las funciones de las vísceras, las membranas fibrosas relacionadas, los músculos, los planos de deslizamiento sobre los órganos, los nervioso y los vasos sanguíneos. Las técnicas viscerales manuales permiten liberar las interrupciones en el flujo de movilidad. Esto hace que haya una base funcional más útil, saludable y productiva para el organismo.

La osteopatía visceral alivia los desequilibrios y las restricciones en las interconexiones entre los movimientos de todos los órganos y estructuras del cuerpo. Así, la osteopatía visceral es útil para tratar problemas como dificultades para tragar, trastornos digestivos, dolores de cabeza, incontinencia urinaria e incontencia fecal, dolor de espalda y cuello, dolor de hombro y cadera y lesiones producidas por esfuerzo repetitivo, entre otros.

Osteopatía craneal (terapia craneosacral)

La osteopatía craneal es una forma sutil de tratamiento osteopático que utiliza una presión muy suave para estimular la liberación de estrés en todo el cuerpo. Se llama ‘craneal’ porque el tratamiento a menudo involucra la cabeza, aunque otras partes del cuerpo, como la columna vertebral y el coxis, también pueden estar involucradas. Actúa mediante técnicas manuales que liberan y facilitan la movilidad del cráneo y toda la relación craneosacral a través de las membranas meníngeas y el líquido cefalorraquídeo.

Los nervios craneales pueden verse afectados por alteraciones posturales, desequilibrios musculares o traumatismos. Esto puede provocar neuralgias, dificultades de visión o audición, migrañas, vértigos, etc.

La osteopatía craneal es adecuada para todas las edades y muchas condiciones. Como es un tratamiento extremadamente suave, incluso es adecuado para bebés recién nacidos y personas muy ancianas.

En los adultos, se puede usar en el tratamiento de una variedad de problemas que incluyen dolor de cabeza y cara, estrés, malestar general y malestar general. En los bebés es especialmente eficaz para tratar los efectos de un parto difícil, la irritabilidad, las dificultades de alimentación y los patrones de sueño alterados.

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