Mantenimiento de instalaciones destinadas a animales salvajes
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Mantenimiento de instalaciones destinadas a animales salvajes

Los animales salvajes requieren instalaciones concretas, así como un mantenimiento efectivo para garantizar la seguridad y la salud de dichos animales. Un técnico especializado en cuidados de animales salvajes, de zoológicos es el encargado de la realización de dicho mantenimiento.

En este sentido, es importante diferenciar entre animales mantenidos en parques zoológicos (zoo) y animales de vida libre que están en proceso de rehabilitación y alojados en Centro de Recuperación (CR) o centros de rescate temporales.

Recintos especiales para animales salvajes

En estos casos la diferencia de objetivos va a condicionar el diseño total o parcial de las instalaciones.

En primer lugar, hay que tener en cuenta que toda instalación para animales salvajes debe estar pensada para satisfacer, tanto las necesidades de los animales  como las necesidades de sus cuidadores. En el caso de los zoológicos también hay que considerar las necesidades del público (añadiendo todos los elementos necesarios para facilitar la exhibición).

Otro aspecto fundamental en el diseño es garantizar la seguridad de los seres humanos, tanto de los cuidadores como del público. Por esta razón, se ha establecido una categorización de las especies peligrosas.

Elementos y estructura de las instalaciones

Cuando hablamos de recinto nos referimos a cualquier establecimiento previsto para alojar a los animales. Con el fin de crear un recinto que permita a los animales adaptarse y hacer frente
fisiológicamente y conductualmente al confinamiento, se han de considerar una serie de factores, como son:

  • La cantidad y complejidad del espacio.
  • El entorno social (tamaño del grupo, la estructura del grupo y la densidad de población).
  • La relación entre animales salvajes y seres humanos.
  • La capacidad del animal para controlar y predecir eventos.

No hay que olvidar que el confinamiento supone una limitación del ambiente físico de los animales salvajes y de su capacidad para escoger compañeros, lo que es especialmente importante en especies sociales.

Teniendo esto en cuenta, en cualquier tipo de instalación destinadas a animales salvajes se ha de cumplir la condición de que el animal pueda girar libremente y acostarse y sentarse cómodamente.

Seguridad del recinto

Existen unas normas de seguridad elementales que se han de cumplir para reducir el riesgo de accidentes para los animales y para los seres humanos, como son:

  • Evitar las áreas donde los animales pueden engancharse o quedar atrapados.
  • Evitar bordes puntiagudos u objetos sobresalientes como tornillos, alambres, cuerdas o similares.
  • Permitir una distancia suficiente para que el personal o el animal puedan «correr».
  • Proporcionar un escondite.
  • Asegurar una base o suelo firme y con buen drenaje.
  • Evitar salientes que puedan ser usados como perchas o en los que se puedan acumular las heces.
  • Asegurar todas las jaulas con cerraduras adecuadas.
  • Disponer trampillas para proporcionar los alimentos y minimizar la interacción con los animales.

Además, los recintos o jaulas deberán contar con una serie de requerimientos específicos según la especie albergada.

Por otra parte, hay que tener en cuanta que hay que asegurar que toda instalación, dependiendo del tipo de animal que alberga, disponga de los mecanismos que eviten o minimicen la ocurrencia de situaciones de emergencia

Una cuestión que no hay que olvidar son los avisos y señalizaciones, cuya función es guiar y orientar a los trabajadores y a las personas externas, en lo que a acciones seguras se refiere. En
todo momento deben estar en buen estado, actualizadas y ser comprensibles y dirigidas tanto a los trabajadores como a personas externas, incluso en aquellas instituciones que no atienden público.

Una de las responsabilidades de los cuidadores es observar, registrar y comunicar cualquier desperfecto o avería que detecten en los recintos, de acuerdo con los Planes de Trabajo Normalizado (PTN) o con los protocolos que se apliquen en cada núcleo zoológico.

Limpieza e higiene de instalaciones para animales salvajes

La limpieza e higiene son esenciales en la gestión de alojamientos para animales, la preparación de alimentos y cualquier otro procedimiento en los que estén implicados. Evidentemente, es inevitable que los recintos se ensucien  o que se introduzcan de forma involuntaria restos de materiales de otros recintos. Esto supone un riesgo biológico para los animales en cautividad.

Unas buenas prácticas de higiene permiten controlar ciertos factores que pueden ejercer un efecto nocivo sobre la salud y abarca tanto la limpieza como la desinfección.  Para limpiar se pueden
emplear diferentes sistemas e instrumentos. Para conseguir la limpieza se suele emplear el lavado que se realiza normalmente con agua y algún detergente, que es una sustancia que tiene la propiedad química de disolver la suciedad sin corroer el objeto sobre el que se aplica.

En todo núcleo zoológico debe establecerse un sistema de limpieza y desinfección programado y periódico, que incluya todas las instalaciones, maquinaria y demás equipos, determinando aquellos equipos y materiales considerados como más críticos, con el objeto de prestarles una mayor atención.

En este sentido, es recomendable establecer por escrito un programa de limpieza del material e instalaciones de los locales, en el que se especifique la frecuencia, procedimientos, productos utilizados y personal responsable. Los productos empleados en la limpieza y desinfección dependerán de la clase de suciedad a tratar, así como el tipo de material.

Procedimientos básicos de limpieza e higiene

Toda la materia orgánica se debe eliminar de la forma más completa posible. En principio, si es posible, se debe retirar antes de que se seque, aunque con frecuencia hay que esperar que se seque y eliminarla mediante rascado, o  barrido posteriormente, en seco.

Cuando existan desechos “resistentes” a la eliminación en seco, se deben humedecer o empapar con un detergente y recoger con un paño o con una sustancia absorbente como el serrín o la sepiolita, que es un absorbente en polvo es inerte, resistente al fuego y un mineral no tóxico.  Cuenta con múltiples beneficios aunque destaca sobre todo por su gran porosidad, hecho que la convierte en el absorbente universal perfecto y en un gran material para impedir la fermentación bacteriana.

Después de este proceso, se pueden aplicar los productos químicos y el agua para completar la eliminación de todos los residuos (sólidos o líquidos). Solamente cuando se haya eliminado la suciedad se podrá realizar la desinfección. En el caso de que se utilicen mangueras para limpiar los suelos de las cuadras u otras instalaciones, se deben tomar medidas para evitar que los trabajadores se expongan a los aerosoles de partículas finas. Además, tales procedimientos deben ser llevados a  cabo cuando no haya riesgo de exponer al público a la pulverización.

Por otra parte, para realizar el lavado de una superficie con un detergente, es importante seguir el siguiente procedimiento:

  • Primero, humedecer la superficie antes de aplicar. La aplicación se debe hacer con brocha o rodillo. E producto se debe aplicar sin diluir o bien diluir en una proporción que indique el fabricante.
  • Después de aplicar, se debe esperar de 8 a 12 minutos a que el producto penetre en la superficie.
  • A continuación jau cepillar la superficie con un cepillo de cerdas plásticas o metálicas, dependiendo de la dureza de los residuos, hasta retirarlos por completo.
  • Una vez que ha eliminado todos los residuos, enjuagar la superficie con agua y jabón hasta eliminar por completo el detergente ácido y neutralizar la superficie.

Desinfección de los recintos

La desinfección es el empleo de un procedimiento físico o químico con el que se pretende conseguir la destrucción de las formas vegetativas y esporas de los microorganismos. Existen tres niveles de desinfección: bajo, medio y alto. En el nivel alto se consigue la destrucción de todos los microorganismos (virus, bacterias, incluyendo Mycobacterium y hongos), pero no de las esporas.

Los métodos físicos de desinfección incluyen el calor, la luz solar y el vapor o la radiación ultravioleta. Para la desinfección química se emplean los desinfectantes, que destruyen los microorganismos y que se aplican sobre material inerte sin alterarlo de forma sensible.

Para la desinfección química se emplean los desinfectantes. Estas son sustancias que destruyen los microorganismos y que se aplican sobre material inerte sin alterarlo de forma sensible. Muchos de los desinfectantes se mezclan con diluyentes, para hacer una solución concentrada más diluida. En determinados casos, algunos desinfectantes se usan como un gas para fumigar edificios después de un brote de enfermedad. En otros casos, se vierten sobre alfombras de desinfección  que suelen estar situados en las entradas a las áreas sensibles, como las zonas de cuarentena.

Los desinfectantes más comunes son los siguientes:

  • Alcoholes, que actúan causando una desnaturalización de las proteínas solubles  que provoca una interrupción del metabolismo, la depresión de la tensión superficial y la lisis celular.
  • Aldehídos, que poseen un alta actividad antimicrobiana ya que reaccionan con componentes nucleofílicos de la célula pero son muy irritantes y citotóxicos.
  • Biguanidas, que actúan sobre las membranas celulares bacterianas y causan precipitación de contenido intracelular, pero también tienen efecto sobre las células del animal.
  • Derivados del cloro, que son sustancias oxidantes que causan la liberación de radicales libres y la destrucción de las células, pero su acción no es selectiva, ya que afectan a los microorganismos y otros tejidos vivos.
  • Compuestos yodóforos, que son complejos de yodo con agentes tensioactivos o polímeros.
  •  Compuestos de Amonio Cuaternario (QAC), cuyo mecanismo de acción consiste en la desnaturalización directa de sistemas de enzimas bacterianas y neutralización de elementos ácidos en las paredes celulares bacterianas.

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