El drenaje linfático manual (DLM), también llamado masaje linfático, es una terapia de desintoxicación suave que drena el exceso de líquido del cuerpo para mejorar el funcionamiento general del sistema linfático (inmunológico),.
El masaje linfático se aplica suavemente en la dirección del flujo linfático para desbloquear los vasos linfáticos obstruidos, lo que permite que el flujo linfático transporte los desechos del cuerpo. La terapia se aplica con suaves movimientos hacia el corazón. Esta técnica estira ligeramente las paredes de los vasos linfáticos y estimula el drenaje linfático, lo que lleva a una desintoxicación general del sistema.
Teniendo esto en cuenta, puede haber cierta confusión y pensar que el drenaje linfático manual es un masaje corporal, pero no es así.
En qué se diferencian el masaje corporal y el drenaje linfático manual
El masaje corporal promueve la mejora de la circulación, activando los procesos de filtración y reabsorción, por lo que se activa la movilización y la eliminación de los restos metabólicos de los músculos y del tejido conjuntivo de la zona tratada.
Por su parte, el drenaje actúa sobre los vasos linfáticos activando su automatismo, con lo que se mejora la eliminación del líquido intersticial y de la linfa acumulada en algunas zonas corporales. Sin embargo, no aumenta la filtración en los capilares sanguíneos, como sí ocurre con el masaje corporal.
Otra cuestión importante que diferencia estas terapias es que el masaje corporal regula el tono muscular, especialmente de la musculatura estriada, mientras que el drenaje linfático influye tanto en las fibras musculares estriadas como las lisas. En las fibras musculares estriadas, el DLM favorece su relajación en casos de tensión o hipertonía, mientras que en las lisas favorece su automatismo.
Por otra parte, el masaje corporal promueve la mejora o mantenimiento de la elasticidad de los músculos, tendones, ligamentos y otras estructuras del tejido conjuntivo a las que va dirigido. Sin embargo, el drenaje linfático manual va dirigido a activar la circulación linfática, especialmente la subcutánea, sobre los diferentes cuadrantes linfáticos en dirección a las vías de desagüe que comunican con las vías más profundas.
El efecto de las terapias
Mientras que el masaje corporal busca un efecto estimulante inicial al que le sigue un efecto relajante, tanto físico como psíquico, el drenaje linfático manual busca, con sus maniobras, un efecto vagotónico, ya que activa el SNV (sistema nervioso vegetativo).
También es importante anotar la diferencia existente en cuanto a la irrigación sanguínea. El masaje corporal, al estimular la irrigación sanguínea, la zona tratada presenta un mayor o menor
enrojecimiento, por lo que para las personas que presentan cierta retención de líquidos es contraproducente. Sin embargo, no ocurre lo mismo con el DLM, ya que jamás debe producir un eritema, ya que evita cualquier fricción o presión intensa. De hecho, durante el masaje corporal hay un cierto grado de presión, mientras que las presiones que se ejercen durante el masaje linfático son extremadamente suaves.
El ritmo también es una diferencia notable. Durante el masaje corporal el ritmo suele ser mucho más rápido que en el drenaje linfático. De hecho, el ritmo de las manipulaciones en el drenaje linfático manual es lento (suele llevar de 12 a 14 fluctuaciones por minuto).
Las cualidades que necesita físicamente el profesional también son diferentes. Un buen efecto en el masaje requiere unas manos, muñecas y dedos tensos y activos, mientras que las manos del terapeuta en el DLM deben estar flojas, sueltas y con los dedos casi pasivos.
Por último, cabe mencionar la diferencia que existe en cuanto al uso de lubricantes. Durante el masaje corporal se emplean medios lubricantes para favorecer el deslizamiento y evitar la fricción. Si embargo, durante el masaje linfático no se usa hay ningún tipo de lubricante ni otra sustancia entre la piel y las manos del terapeuta.
Excelente información.