Una rotura muscular es el estiramiento o desgarro de las fibras musculares. La mayoría de las roturas musculares ocurren por dos razones. La primera es porque el músculo se ha estirado más allá de sus límites. La segunda ocurre cuando el músculo se ha visto obligado a contraerse con demasiada fuerza.
En casos leves, solo unas pocas fibras musculares están desgarradas, y el músculo permanece intacto y fuerte. Pero en casos severos, el músculo puede estar desgarrado por completo y ser incapaz de funcionar correctamente.
Clasificación de las roturas musculares
La roturas musculares se se suelen clasificar en tres grados, dependiendo de la gravedad del daño de la fibra muscular:
- Grado I. Es la más leve. Solo unas pocas fibras musculares están desgarradas. Aunque el músculo lesionado es sensible y está dolorido, tiene una fuerza normal.
- Grado II. Es una lesión de gravedad moderada, en la que hay un mayor número de fibras lesionadas y dolor muscular más intenso y sensibilidad. También hay una leve hinchazón, una notable pérdida de fuerza y, a veces, un moretón.
- Grado III. Es la más grave. El músculo se desgarra hasta el final, causando a veces una sensación característica cuando el músculo se rompe en dos partes separadas. Las lesiones de grado III son lesiones graves que causan la pérdida completa de la función muscular, así como un considerable dolor, hinchazón, sensibilidad y decoloración. Debido a que las lesiones de grado III generalmente causan una rotura brusca en el contorno normal del músculo, puede haber un «espacio» muy evidente debajo de la piel donde se han separado los trozos de músculo.
Síntomas de rotura muscular
Los síntomas de la rotura muscular incluyen:
- Dolor muscular y sensibilidad, especialmente después de una actividad que estira o contrae violentamente el músculo. El dolor generalmente aumenta cuando se mueve el músculo, pero se alivia con el descanso.
- Hinchazón muscular, decoloración, o ambas
- Calambres o espasmos musculares
- Disminución en la fuerza muscular o, en las lesiones de grado III, pérdida completa de la función muscular
- Un sonido característico en el músculo en el momento de la lesión.
- Una brecha, abolladura u otro defecto en el contorno normal del músculo (en la lesión de grado III)
Qué hacer ante una rotura muscular
La localización del dolor y el mecanismo de la lesión son los factores de mayor importancia en las lesiones musculares. La exploración clínica ubicará el dolor y valorará la amplitud del movimiento y la fuerza muscular.
Las partes integrantes del protocolo exploratorio serán:
- Observación: se realizará en bipedestación, en decúbito supino (lesiones de las regiones anteriores) y en decúbito prono (lesiones región posterior). Así mismo, se incluirá la marcha en lesiones de las extremidades inferiores.
- Palpación del músculo afectado y regiones adyacentes que pudieran estar implicadas en la lesión. Cuando existe una lesión donde aparecen puntos de gatillo y estos pueden referir dolor, es aconsejable palpar la región incluida en el patrón de dolor referido característico.
- Movilidad activa: concretamente la movilidad de la articulación/es de la que el músculo lesionado forma parte.
- Flexibilidad y rigidez muscular: se debe evaluar el grado de flexibilidad del músculo, así como su grado de rigidez elástica. Una disminución considerable de la flexibilidad muscular es un indicador de la presencia de adherencias entre las fibras musculares.
- Acción muscular: valorar la contracción isométrica, concéntrica y excéntrica.
- Actividades de la vida diaria: verificar las limitaciones que le supone la lesión muscular comprobando la capacidad para realizar las actividades cotidianas.
- Actividades deportivas: se pueden comprobar con los diferentes ejercicios relacionados con los deportes practicados.
El movimiento precoz como factor regenerativo
Uno de los métodos más eficaces para la regeneración de roturas musculares consiste en mover durante las primeras fases de reparación la parte dañada, porque genera muy pocas complicaciones e incapacidades si se compara con la inmovilización.
Un hallazgo que suele acompañar a la inmovilización es el aumento de tejido aponeurótico en relación con los tejidos contráctiles del músculo. Este tejido conjuntivo no se alinea de forma paralela a las fibras musculares, aumentando la rigidez del músculo y disminuyendo su extensibilidad.
Los músculos lesionados recuperarán su nivel anterior a la lesión en un tiempo corto con la movilización precoz. Las contracciones excéntricas de baja velocidad incrementan la formación de sarcómeros en serie y minimizan la proliferación de colágeno, por lo que deberán figurar en el protocolo de trabajo como una técnica indispensable.
Prevención de roturas musculares
Para ayudar a prevenir las roturas musculares es conveniente seguir los siguientes consejos:
- Calentamiento antes de practicar deporte y actividades de gran demanda física.
- Hacer ejercicios para estirar y fortalecer los músculos.
- Aumentar gradualmente la intensidad del programa de entrenamiento.
- Mantener un peso corporal saludable. La obesidad puede estresar los músculos, especialmente en las piernas y la espalda.
- Mantener una buena postura en todo momento.
- Usar una técnica correcta al levantar cargas pesadas.