Pautas para el entrenamiento cuando existe lesión
Entrenador ayuda a estirar a un lesionado
Foto: Annie Spratt en Unsplash

Pautas para el entrenamiento cuando existe lesión

Estar lesionado resulta frustrante, porque tira por tierra todos los planes, la rutina de entrenamiento y los objetivos marcados. Sin embargo, la única forma de volver a entrenar con normalidad es dejar de entrenar mientras se trabaja en la recuperación de una lesión.

Porque cuanto más insistas, más se agravará el problema. No obstante, en algunos casos, según el tipo de lesión, sí que se puede seguir entrenando, bien haciendo modificaciones o cambiando el entrenamiento para centrarse en aquello que se puede entrenar sin que afecte a la lesión.

No todas las lesiones son iguales. Incluso aunque se denominen igual, las pautas de entrenamiento y recuperación/rehabilitación tiene que prescribirlas un especialista, adaptadas a cada persona de manera individualizada. Esto es algo que hay que tener bien presente. Por muchas ganas que se tengan de entrenar, hay que ser consciente del riesgo en caso de no atender a las recomendaciones médicas.

Consejos para entrenar lesionado

No todas las lesiones limitan de la misma forma. No es lo mismo tener un esguince en un tobillo que una fractura de hombro o una lumbalgia. Tampoco es lo mismo un esguince leve que uno moderado.

La fase de recuperación también es importante. De ahí la trascendencia de consultar con un especialista y, aún más, entrenar de la mano de un entrenador personal que establezca un entrenamiento adaptado a las recomendaciones médicas.

Teniendo esto en cuenta, unas pautas generales para entrenar cuando existe lesión incluyen las siguientes:

  • Empezar con ejercicios ligeros, centrándose en los grupos musculares que no estén lesionados. Es importante que estos ejercicios no ejerzan presión sobre la zona lesionada, que no haya dolor en dicha zona y que haya riesgo de caídas o desequilibrios.
  • Cuidado con los impactos y los rebotes. Los ejercicios con impacto pueden repercutir en la zona lesionada y causar dolor. Ese dolor se puede irradiar y afectar también a la postura.
  • Proteger bien la zona lesionada para evitar que se manche, se moje o que reciba algún impacto.
  • Adaptar tu rutina según tus nuevas limitaciones, aunque sea necesario cambiarla por completo. Mantenerse activo ayudará a controlar el estrés derivado de la lesión y también a conservar la forma física, aunque sea en parte. Esto depende de la lesión que tengas.
  • Cuando de inicio la rehabilitación, ceñirse a los consejos del especialista.
  • Entender bien lo que dice tu médico. Muchos médicos hablan de «hacer vida normal». Hay que tener en cuenta que se refieren a la «vida normal» de la «gente normal», y para nada significa que haya que volver a hacer lo mismo que antes de la lesión nada más recibir el alta.

La importancia del reposo

Las lesiones necesitan tiempo para recuperarse. En muchos casos se recomienda reposo absoluto o relativo, incluso algún tipo de reposo activo. Es muy importante asumir que, a veces, es necesario parar o reducir drásticamente las actividades deportivas. Suele ser la parte que menos gusta a los deportistas, pero hay que verlo como una parte más del entrenamiento. Para poder volver, hay que parar. No hacerlo puede tener graves consecuencias.

La rehabilitación y la reincorporación a la práctica deportiva deben hacerse de manera progresiva para evitar recaídas y para garantizar una buena readaptación a la práctica deportiva. Por muchas ganas que haya de volver a entrenar, cuanto menos cuidado se ponga en esto más fácil será que vuelva la lesión.

Dependiendo del tipo y la  gravedad de la lesión, sus consecuencias y el período necesario de recuperación, el tiempo de esta será mayor o menor. Desde reposo unos días, hasta un reposo activo de varias semanas e incluso meses, o reposo absoluto.

El tiempo y la actitud

En todo este tiempo, la persona lesionada tendrá que desarrollar la habilidad para ser positivo. La actitud ante la situación y las posibles soluciones determinarán que el proceso sea más o menos llevadero.

En muchos casos, los deportistas que padecen algún tipo de lesión, mantienen una actitud pasiva que puede acabar por generar frustración, depresión e incluso ganancia de peso por no mantener niveles de actividad adecuados. Emociones completamente negativas que no ayudan a que el proceso de recuperación se lleve de forma fácil.

La lesión pasará y probablemente todo volverá a la normalidad. Pero hay que dar tiempo al tiempo y poner de nuestra parte para conseguir una buena recuperación. No hay remedio para lo que ya ha pasado, pero sí podemos controlar mucho de lo que va a pasar.

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