El trabajo como entrenador personal
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El trabajo como entrenador personal

El entrenador personal no es solo un profesional cualificado de la actividad física, sino que también es un especialista en comunicación, relaciones sociales, motivación y atención al público.

Roberts (1996) define la figura del entrenador como «un profesional que ‘instruye’ y entrena clientes, generalmente en una situación individual, en la realización de ejercicios apropiados y seguros con el objetivo de incrementar su aptitud física y su salud».

Otra definición interesante la ofrece la Domingo (2004), para quien el entrenador personal es una «figura del área del Fitness dedicado a las funciones de valoración, diseño de programas y
planificación de entrenamiento caracterizado por una adaptación del plan de trabajo a las características individuales del sujeto y donde se integran cuestiones de hábitos de vida saludables,  mejora de la condición física y alimentación equilibrada, proponiendo actividades que cubren las necesidades del cliente».

En cualquier caso, el entrenador personal debe ser entendido como un profesional proactivo, es decir, una profesional con grades conocimientos y con la máxima disposición y capacidad de estar atento y sensible a las necesidades de sus clientes.

Historia del entrenamiento personal

La historia tiene su origen en 1930, cuando comienza el interés por el levantamiento de peso y los ejercicios de fuerza. Los hermanos Weider establecen el Culturismo (Body Building) como deporte de competición.

En 1940, tras la II guerra mundial, la población general comienza lentamente a interesarse por la alimentación y la salud, y se empieza a crear un buen ambiente para el nacimiento de la figura del entrenador personal, aunque todavía no se puede hablar de esta figura como tal.

En 1947 Vic Tanny abre al público su instalación deportiva en un almacén en Second Street, Santa Mónica, California. Pero no es hasta 1950 cuando comienza la demanda de entrenadores personales. Mientras Tanny abre su centro, otros profesionales empiezan a trabajar en este ámbito. Jack LaLanne estrena un show en televisión de San Francisco. Ray Wilson adquiere varios centros que ya estaban funcionando y abre su primer American Health Club.

En 1960 el doctor Keneth Cooper publica su libro Aerobics y populariza el ejercicio aeróbico entre la población general. Algunos años después, en 1970, Jackie Sorensen convierte la danza aeróbica en un negocio. Jake Steinfeld introduce su programa de fitness Body by Jake.

En la década de 1980, más gente realiza de forma regular actividad física, y empiezan a inscribirse a centros deportivos y a contratar entrenadores personales. En la década de 1990 importantes organizaciones y asociaciones ofrecen certificaciones y programas de formación para entrenadores personales. Las principales conferencias y congresos del sector se orientan hacia este nuevo mercado.

Actualmente, se podría decir que la figura del entrenador personal se ha democratizado. Cualquier persona puede permitirse pagar los servicios de una planificación deportiva, que puede incluir también una nutritiva asociada.

La figura del entrenador personal es de gran importancia en el entorno deportivo, tanto en el entrenamiento enfocado a la competición como en el orientado a la mejora de la condición física en general. Estos profesionales del entrenamiento físico y trabajan con los clientes para alcanzar sus objetivos de ejercicio y bienestar.

¿Es necesario estar en forma para ser entrenador personal?

Un entrenador personal puede entrenar a muchos tipos de clientes. Es importante que tenga una forma física aceptable en relación al tipo de cliente que esté entrenando, pero si todos los entrenadores tuvieran que estar al nivel de sus clientes, muchos de los mejores entrenadores que actualmente están trabajando y entrenando con éxito estarían fuera de juego.

Que no puedas levantar 100 kg. no significa que no puedas enseñar la técnica correcta con mucho menos (incluso con una barra sin peso, si hace falta). Él no es el que tiene que entrenar, sino el cliente. Una buena explicación y una buena argumentación valen más que poder mostrar la capacidad para hacer un ejercicio con el mismo peso que el cliente, así como la capacidad para diseñar un programa adecuado.

No cabe duda que un entrenador personal no puede olvidarse de entrenar él mismo, pero tiene que hacerlo en la medida de sus necesidades y posibilidades, que irán cambiando con el paso del tiempo.

Además, el entrenador personal no es un modelo que deba ser imitado por sus clientes. Los intereses y los objetivos de uno y otro no tienen que ir en la misma línea. Eso no le quita capacidad al entrenador personal. En ese caso solo podría entrenar a una pequeña parte de los clientes potenciales.

Un buen entrenador personal hace muchas más cosas que diseñar un programa de ejercicios. Además de hacer el seguimiento de sus logros físicos, se ocupa de hacer un seguimiento de la alimentación, de mantener al cliente motivado, de ayudarle a revisar y enfocar sus objetivos. En muchos casos tiene que ocuparse de hacer seguimiento de ciertos parámetros de salud, como pueden ser el colesterol o la presión arterial. En todo esto la forma física tiene poco que ver.

No cabe duda que estar en buena forma puede resultar mucho más «vendible», sobre todo para entrenadores jóvenes. Sin embargo, independientemente de la forma física y el aspecto, lo que más vale de un entrenador es su capacidad de adaptarse a cada cliente y para diseñar el programa en función de lo que el cliente necesita. Esto implica, además, que el entrenador personal debe ser capaz de ayudar al cliente a marcarse unos objetivos realistas en un tiempo realista.

El futuro del entrenador personal

Parece que la evolución del entrenador personal dependerá de un único factor clave: la disponibilidad de profesionales cualificados. De hecho, para poder desarrollar este servicio de forma adecuada y constituir un mercado estable y próspero es necesario disponer de entrenadores personales cualificados.

La formación y el reciclaje continuo del entrenador personal debe ser uno de los principales elementos diferenciales de esta profesión. En general, está bastante extendida la idea de que un profesional especializado debe reinvertir en formación al menos entre un 25% del total de su facturación anual. Solo así podrá seguir innovando con sus clientes.

La de entrenador personal es un profesión que necesite una revisión constante de sus conocimientos y muchas horas de dedicación y estudio. De hecho, dar credibilidad y valor a este trabajo pasa por dominar múltiples contenidos y variables que afectarán al entrenamiento, y por tanto, a los resultados de cada programa. Es más, saber cómo actuar en cada caso requiere sólidos recursos.

Aunque, de momento, es un tema menor, está por ver cómo afecta la introducción de tecnología en el trabajo del entrenador personal. Además de poder monitorizar la actividad de los clientes, en unos años será posible entrenar a distancia pero con el entrenador enfrente, gracias a la realidad virtual y a los hologramas.

El entrenador personal del futuro deberá trabajar constantemente en su formación, deberá desarrollar sus habilidades de comunicación y venta, deberá disponer de unos sólidos conocimientos y, por último, deberá estar dispuesto a seguir aprendiendo siempre.

Funciones del entrenador personal

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Foto: Victor Freitas en Unsplash

Los entrenadores personales evalúan las fortalezas y debilidades corporales de sus clientes y crean planes de entrenamiento personalizados. Además, proporcionan orientación física y mental y hace un seguimiento del progreso de los clientes de manera regular. También se aseguran de que los clientes no se lesionan mientras entrenan.

Domingo Sánchez plantea que, en relación a la prescripción y diseño de programas de entrenamiento, el entrenador personal tiene tres funciones principales: realizar la evaluación inicial del cliente, planificar el entrenamiento y realizar los ajustes necesarios para que el entrenamiento sea eficaz.

Veamos con más detalle cada una de estas funciones.

Evaluación inicial

La evaluación inicial que debe hacer el entrenador personal de su cliente debe responder a la pregunta «dónde estamos». Saber de qué punto partimos es fundamental para establecer un objetivo alcanzable y , a su vez, trazar la ruta que nos llevará a él. Debemos respondernos a la pregunta de “¿Dónde estamos?”

Es decir, para establecer un objetivo en primer lugar debemos saber la situación en la que nos encontramos y, a partir de ahí, elaborar objetivos y contenidos reales.

Esta evaluación inicial que hace el entrenador personal debe comprender aspectos como:

  • Entrevista personal.
  • Cuestionarios.
  • Evaluación diagnóstico.
  • Antropometría y composición corporal.
  • Perfiles funcionales.
  • Test de evaluación del nivel de Fitness.

Planificación

La planificación debe dar respuesta a la pregunta «dónde queremos o podemos llegar».  Una vez que sabemos el punto de partida, debemos trazar un camino a seguir para lograr el objetivo planteado, este camino a seguir es la planificación de la temporada.

En este sentido, el entrenador personal debe elaborar, en primer lugar, una planificación del entrenamiento y, después, debe realizar el diseño del programa.

Ajuste

Por último, en la última función planteada por Sánchez Domingo, el entrenador personal debe responder a la pregunta «¿vamos por buen camino?».

Para ello, el entrenador debe realizar evaluaciones o controles de los resultados del entrenamiento para valorar los progresos y seguir con el plan establecido o si es necesario ajustar los diferentes componentes del entrenamiento para la consecución de objetivos.

Además, debe hacer un seguimiento estadístico de las variables individuales (porcentaje de grasa, carga levantada, frecuencia cardiaca, etc.), llevar un control estricto de las sesiones de entrenamiento (volumen, intensidad, frecuencia, etc.) y realizar consultas a los profesionales del área médica. Cada día la complejidad que rodea el entrenamiento  moderno es más complejo. Esto  obliga al entrenador personal a  afrontar el entrenamiento con mayor rigurosidad y profundidad, dando paso a la aplicación de una metodología científica, en sustitución del trabajo empírico.

Responsabilidades del entrenador personal

Teniendo en cuenta sus funciones, los entrenadores personales tienen una serie de responsabilidades, entre las que destacan las siguientes:

  • Evaluar los niveles de condición física y las condiciones de salud de los clientes.
  • Desarrollar programas de ejercicio individualizados
  • Explicar los ejercicios en detalle y sugerir alternativas si es necesario.
  • Hacer un seguimiento del progreso de los niveles de condición física de los clientes
  • Explicar el uso seguro y adecuado del equipo de gimnasio.
  • Dirigir sesiones de entrenamiento individuales y grupales
  • Investigar sobre nuevas técnicas y tendencias de ejercicio.
  • Administrar primeros auxilios en caso de emergencias
  • Informar a los clientes sobre las pautas de seguridad e higiene del gimnasio.
  • Construir una relación positiva y de confianza con los clientes.
  • Asesorar a los clientes sobre cómo cambiar los hábitos nutricionales y de estilo de vida, según sea necesario

Consejos para profesionales del fitness

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Foto: Victor Freitas on Unsplash

Está muy bien dedicarte a lo que te gusta, pero, como en cualquier otra profesión, tienes que cuidarte y protegerte para mantener la ilusión y la energía. Y cuidarse no solo en lo físico, sino también en lo mental y en lo emocional.

Muchos monitores de fitness se queman a los pocos años, especialmente si dan muchas horas de clase a la semana. Por ejemplo, muchos de los que aguantan tienen mucho problemas físicos y/o lesiones por sobrecarga. También los hay quienes descuidan su propio entrenamiento, lo que les hace perder la ilusión. El estrés tampoco le es ajeno a los profesionales del fitness, por muchos motivos.

No descuides tu propio entrenamiento

Si crees que por dar clase ya no tienes que entrenar, estás muy equivocado. Incluso si das clases en las que tienes que trabajar tú, todavía te queda mucho por hacer. Revisa tus clases y plantéate qué te falta. Tal vez algo más de tonificación focalizada, de estiramientos, de fortalecimiento de alguna zona en concreto. Puedes organizar las clases teniendo en cuenta tus necesidades, y eso está muy bien, pero no dejes de evaluar tu situación.

No descuides tu salud mental

Tu mente es tan importante como tu cuerpo. Practicar alguna disciplina que te ayude a relajarte, incluso practicar meditación o mindfulness es muy beneficioso. En este caso no vale que des clase de Pilates, de Yoga, de Balance o de cualquier otra disciplina cuerpo-mente. Tienes que tener tiempo para ti también.

Empatía y asertividad a partes iguales

El entorno en el que se desarrolla la labor de los profesionales del fitness requiere de grandes habilidades de empatía para conectar con los clientes. Pero también de grandes dosis de asertividad para mantener los límites. No te impliques demasiado, no hasta el punto de que se puedan confundir las cosas, de implicarse demasiado, más de lo que corresponde a una relación profesional.

Organiza tus clases respetando tu salud

Que tengas energía para dar 4 o 5 clases de alta intensidad al día no significa que eso sea bueno para tu salud. Organiza tus clases de tal forma que dejes descansar a tu cuerpo. No te expongas al sobreentrenamiento. Y no olvides el riesgo de sufrir lesiones, incluidas las de uso repetitivo. Si es necesario, completa tu formación para dar clases más tranquilas. Y no olvides que algunas clases no tienes por qué hacerlas tú completas.

Regálate un masaje de vez en cuando

Incluso aunque no te sientas sobrecargado, acudir a un especialista que te dé un masaje te ayudará a mantener tus músculos mucho más saludables. Además, el masaje también te ayudará a relajar tu mente y a sentirte mucho mejor.

Come adecuadamente

No descuides tu alimentación. No se trata solo de no ingerir cierto tipo de alimentos poco saludables, sino de comer lo suficiente y de la manera correcta para tener energía suficiente y tener un aporte de proteínas, vitaminas y minerales adecuado.

Diversifica

Diversificar no es solo ampliar tu formación para dar diferentes clases. Significa hacer otras cosas en el entorno del fitness, además de dar clase. Una opción es ofrecer servicios de entrenamiento personal.

Pero hay otras muchas, para las que la experiencia es fundamental: organizar grupos de coaching, formarte como experto en nutrición,  convertirte en formador o formarte como entrenador deportivo para trabajar con niños y jóvenes son algunas opciones.

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