Pese a la evolución del perro desde su ancestro común al lobo, nuestros cánidos siguen poseyendo unas similitudes comportamentales con sus congéneres. Sin embargo, son muchas las características físicas que diferencian a los perros de los lobos.
No comentaremos las diferencias físicas evidentes que podemos encontrar entre un yorkshire y un lobo, sino que nos centraremos en diferencias más importantes y que engloban a las diferentes razas de perros.
Diferencias en el cuerpo
Observamos que los lobos poseen un pecho más estrecho pero más musculoso que el de los perros; el cráneo (y también el cerebro) es más grande y los dientes (pese a que ambos poseen el mismo número) son también más largos y fuertes que en nuestros cánidos domésticos. La mandíbula es más fuerte también en el animal salvaje, ejerciendo un lobo aproximadamente el doble de presión que la que ejerce la de un pastor alemán.
Dado que los lobos necesitan caminar mucho, sus patas son más largas que las de los perros y su forma de caminar es diferente también, puesto que pisan con su pata trasera el mismo punto que piso su pata delantera, los perros suelen ser incapaces de alinear las patas de un mismo lado, dejando unas huellas zigzagueantes.
Diferencias en el pelo
Encontramos algunas similitudes y algunas diferencias. Ambas especies poseen dos tipos de pelo, uno más largo y otro corto para protegerse del frío (que en los lobos se engrosa todavía más en el otoño), y que cambian según las estaciones, pero el lobo lo cambia en primavera y el perro lo hace también en otoño, o como sucede en algunas razas, durante todo el año.
En lo que refiere a la reproducción, hay una diferencia tan característica como el estro (o celo), siendo las lobas monoéstricas, mientras que las perras son diéstricas, esto significa que las lobas entran en celo una sola vez al año y los perros entran normalmente dos veces, pudiendo tener dos camadas al año.
A la hora de alimentar a sus cachorros, los perros (por acomodarse al cuidado humano) han dejado de regurgitar la comida para sus cochorros (salvo casos aislados), mientras el lobo lo hace para alimentar a sus crías.
Una característica que encontramos físicamente entre perros y lobos, pero que sin embargo comparten comportamentalmente, es la manera de marcar el territorio. Tanto los machos como las hembras de perro marcan su territorio por medio de las heces y la orina, sin embargo, han perdido la glándula pre-caudal en la base de las colas, con las que los lobos marcan a los otros lobos de la manada.
Estas son algunas de las diferencias que la evolución, y el contacto con el ser humano, han provocado en unos animales que hace muchos años, se acercaron a nosotros, perdiendo su libertad y su vida salvaje, pero ganando la comodidad de un hogar y nuestra compañía.
Diferencias de comportamiento entre el perro y el lobo
Cualquiera de nosotros puede haber visto a su perro aullar. Aunque existen perros que nunca lo hacen, otros sí, e incluso las razas nórdicas tienden a ser poco ladradores y más aulladores. Los lobos, sin embargo raramente ladran.
El instinto de escarbar para esconder alimento es muy típico también en perros. Especialmente en aquellos que se relacionan menos con el hombre o que viven solos en fincas y no reciben alimento a diario, sino cada dos o tres días.
La mayoría de nuestros machos (y algunas hembras) marcan el territorio por medio de la orina o las heces. Esta característica les viene también heredada, pese a que deja de ser tan necesaria como lo es para los lobos.
Incluso el instinto de cazar podemos encontrarlo en nuestros perros transformado en juegos como perseguir moscas o pájaros, recoger pelotas o palos o destrozar un cojín de casa sacudiéndolo con la cabeza.
Pero lo más destacado es que tanto el perro como el lobo son animales sociales, y necesitan de una vida en grupo. Los lobos tienden a agruparse en manadas y los perros buscan la unión con la familia. Los métodos de comunicación que usan en estas relaciones sociales siguen siendo comunes en ambas especies.
Los gestos comportamentales que un lobo mantiene con su manada (sumisión, miedo, agresividad…) son los mismos que los que el perro mantiene con sus dueños o con el ambiente que le rodea. Agachar las orejas, esconder la cola, levantar los belfos o erizar los pelos del lomo son características que nada han cambiado entre estas especies.
Existe sin embargo una característica comportamental que diferencia por completo al perro del lobo, que es el miedo al ser humano. Los lobos tienden a ser huidizos y desconfiados (se han realizado estudios con cachorros de lobo, y su impronta les hace huir de los humanos), por el contrario, la naturaleza del perro le lleva a confiar en los humanos y a necesitar incluso su compañía. Aquí radica la diferencia fundamental en el comportamiento del Canis lupus y del Canis familiaris.