La convivencia con nuestro perro está cargada de alegrías, fidelidad y buenos momentos, pero cierto es que, a menudo aparecen las acciones negativas que nos llevan a los nervios, o los enfados, y con ello usamos con nuestro animal el castigo.
Si te equivocas a la hora de castigar a un perro, sin querer puedes generar problemas aún mayores que los que estabas tratando de corregir. Además de generar potencialmente miedo, estrés o agresividad en el perro, castigarlo puede que no funcione.
Algunos estudios recientes apuntan a esto, uno de las cuales muestra que golpear no es eficiente, sobre todo cuando nos equivocamos.
¿Entienden los perros el castigo?
Las respuestas de cualquiera que no convive con un perro pueden ser variadas: hay quien piensa que sí entienden y hay quien incluso llega a reírse de que pensemos que nos entienden, pero a los que somos dueños de un perro no nos cabe duda.
Todos los que hemos utilizado un castigo verbal con nuestro animal sabemos de sobra que sí lo está comprendiendo, pues sus actos, movimientos y su propia cara nos lo indica.
La forma en que cada perro se disculpa es totalmente diferente: algunos se mueven de forma nerviosa como queriendo “hacernos olvidar lo que han hecho”; otros se tumban patas arriba, enseñándonos la barriga en señal de sumisión; y otros bajan sus orejas y se sientan sobre sus patas traseras, mirándonos “con cara de pena”.
Al igual que los humanos, las maneras de disculparse son distintas, pero todos los animales que reciben una reprimenda se intentan disculpar de alguna forma.
Entienden por el tono de voz
Confirmamos así que los perros entienden que lo que han hecho, no deben repetirlo, pero ¿por qué nos entienden?
La principal razón es que nuestro tono de voz es totalmente diferente cuando estamos enfadados. Estudios afirman que incluso, conforme cambia nuestro nivel de enfado, nuestro tono de voz se modifica también y los canes son capaces de distinguirlo. Nuestra expresión facial también es muy importante, dado que el perro la lee a la perfección.
Así llegamos a puntos incluso, donde el perro observa nuestra cara tras lo que nos ha desagradado y tiende a esconderse o desaparecer de nuestra vista, para evitar todo tipo de contacto en el momento.
Si no lo seguimos para decirle nada, pasado un rato el animal volverá con el rabo y las orejas gachas, disimulando incluso, se sentará a nuestro lado e “intentará disculparse” para que todo vuelva a la normalidad (poniéndonos una pata encima, apoyando su cabeza contra nosotros o tumbándose sumiso).
Sabiendo esto, los dueños debemos tenerlo en cuenta y entonar la reprimenda según lo grave que haya sido lo ocurrido, para que nuestro animal entienda cuándo algo está mal, pero lo diferencie de cuando algo es totalmente inadmisible.
¿Funciona el castigo a los perros?
El estudio, realizado por el Dr. Richard Solomon de la Universidad de Pennsylvania, tenía la intención de comprobar si castigar al perro mientras hace algo mal es eficiente. Para realizar el estudio, el Dr. Solomon y sus colegas probaron dos situaciones:
- Qué pasa cuando un perro es castigado 15 segundos después de que comience a hacer algo mal
- y lo que sucede cuando es castigado justo antes de cometer el acto equivocado.
Probando bajo estas dos hipótesis, el equipo trató de averiguar si castigar a los perros funciona y si importa el momento en que se produce el castigo.
En ambas situaciones, se les presentaba dos recipientes con comida, uno que contenía pienso para perros y en el otro carne. Los beagles podían comer el pienso libremente pero eran castigados si comían carne.
En el primer grupo, los beagles fueron castigados al haber cometido el acto 15 segundos después de haber comenzado a comer carne. En el segundo grupo, fueron castigados justo antes de comer y degustar la carne. El castigo fue un toque en el hocico del perro con un periódico enrollado.
Ambos grupos aprendieron a evitar la carne, pero el grupo que había consumido la carne tardó más tiempo en aprender. Los dos grupos comenzaron a mostrar miedo e inseguridad a la hora de comer ambos tipos de comida, pero para el segundo grupo, que era corregido antes de empezar a comer, el miedo se iba con relativa rapidez.
Al castigar al perro por comer carne, los investigadores generaron temor en el perro con otros tipos de alimentos.
Castigo con traumas
El primer grupo, que era interrumpido en medio del acto, sufrió traumas más serios. Este grupo mostró mucho miedo y presentó comportamientos como esconderse, tumbarse panza arriba e incluso orinar al ver a los investigadores.
Después de 30 días, los perros continuaban afectados. Al repetir el experimento un mes más tarde, los beagles que fueron castigados antes de consumir la carne, todavía no la tocaban. Sin embargo, el segundo grupo siguió comiendo carne cuando los investigadores no estaban presentes, aunque siempre presentando signos de miedo y estrés.
Lo que esto plantea es cuando castigamos físicamente a nuestros perros mientras están haciendo algo mal, no resuelve el problema, pero puede incluso generar más miedo e incertidumbre con respecto a la situación.
Esto sucede porque los perros no pueden controlarse a sí mismos y evitar hacer algo que instintivamente tiene sentido, pero que incluso cuando lo hacen, llegan a estar extremadamente incómodos por la situación.
Y lo interesante es que ese fue el impacto constatado tan sólo después de 15 segundos de que el perro hubiera cometido el acto supuestamente equivocado. Pensemos por tanto en lo que sucede cuando castigamos a nuestros perros dos minutos después de que ya están haciendo algo mal o, peor aún, después de haber cometido el hecho y cuando ya están haciendo otra cosa.
Golpear al animal como una forma de corrección, no sólo puede no funcionar para educar al animal, sino que incluso puede convertir al perro más agresivo. Por ello, desde CIM Formación siempre planteamos la educación y adiestramiento canino basados en el refuerzo positivo, como vimos en un artículo anterior.
Hola tengo una cachorro beagle de 4 meses, pero tiene momentos de estrés y se vuelve irritable nos tira a morder y yo la corrijo con un periódico pero no hace caso se vuelve peor ya no sé cómo corregirla. Mis hijos tratan de jugar con ella pero es demasiado mordelona y los dientes son muy filosos y nos corta.
Hola Andrea. En ningún caso debes corregir una conducta con golpes, aunque sea con un simple papel de periódico, ni tampoco con actitudes y/o palabras violentas. Eso lo único que hace es aumentar aún más la agresividad del perro. Debes regañarle (sin tocarle) o bien ignorar esas conductas y premiar los momentos en los que se porta bien. Te aconsejamos que te pongas en contacto con un etólogo veterinario o bien con un educador canino.
Hola! Te recomiendo que sigas la educación amable con tu perri, se trata de evitar que la perrita se sienta tan sobrepasada como para hacer eso, de todas formas a los 4 meses todavía están en etapa exploratoria de la boca