El miedo ante los petardos es una de las fobias más comunes a los perros y recibe el nombre de acustofobia. Suele aparecer durante los primeros años de vida y empeora con el tiempo. Las reacciones de los perros varían en intensidad, desde una ligera intranquilidad a una reacción de pánico. Los perros más sensibilizados pueden aprender a reaccionar con miedo a señales que anticipan la llegada de los petardos.
Los petardos pueden convertir una velada festiva para los humanos en una noche de interminable pánico para los perros. Hasta cierto punto, este miedo tiene una predisposición genética, pero también hay una parte importante de aprendizaje.
Perros policía y perros de caza suelen soportar muy bien los disparos de armas y detonaciones ya que poseen un adiestramiento específico para ello.
Miedo a los petardos

Podemos detectar signos fisiológicos y comportamentales en el animal:
- Signos fisiológicos de miedo = estrés agudo (Aumento presión sanguínea, aumento de la FC y FR, aumento del metabolismo de la glucosa, disminución de la percepción de dolor, piloerección, dilatación pupilar, salivación, micción y defecación, expulsión de glándulas anales)
- Signos comportamentales de miedo:
- En el caso de los perros: jadeo, intranquilidad, intentos de huir o esconderse, deambulación, ladridos, salivación, temblores, micción y defecación.
- En el caso de los gatos: intentos de huir o esconderse, quedarse muy quieto, salivación, temblores.
A diferencia de las tormentas y los truenos, el miedo a los fuegos artificiales y petardos además de ser previsible es recompensado inconscientemente. Cuando el perro presenta alguno de los síntomas de esta fobia, como hipersalivación, jadeo continuado, temblores, micción y/o defecación en lugares no apropiados, conductas de fuga o destructivas, etc., lo solemos calmar y tranquilizar con palabras amables, gestos, caricias, o incluso nos lo subimos a la falda. Esta recompensa inconsciente aumenta aún más la respuesta de miedo y estrés.
Existe un test de sensibilidad a los sonidos que permite evaluar el grado de estrés que tiene un perro según su sintomatología.
Anticiparse al miedo del perro
El hecho de que los petardos y fuegos artificiales suelen concentrarse en fechas concretas permite que podamos anticiparnos con tiempo y no vayamos deprisa y corriendo al veterinario para intentar solucionarlo. En la mayoría de casos será ya demasiado tarde.
Existen tres estrategias a la hora de afrontar la fobia a los petardos:
Terapia de conducta
Se trata de realizar una desensibilización frente a los ruidos exponiendo al perro a sonidos de baja intensidad y duración. Conforme los va aceptando se sube la intensidad y duración de los mismos.
Durante la exposición al sonido premiaremos al animal ante toda conducta tranquila e ignoraremos su comportamiento de miedo, sin castigarle ni gritarle bajo ningún concepto. Es un proceso largo, pero no es traumático y soluciona el problema sin estrés y de por vida.
Terapia farmacológica
El veterinario dispone de un amplio abanico de medicamentos ansiolíticos para tratar estos miedos y fobias puntuales. Aunque no es la mejor opción funcionan muy bien, siempre que nos anticipemos y se administren horas antes de la exposición a los petardos.
Terapias naturales
Actualmente se pueden usar feromonas apaciguadoras caninas en forma de difusor o collar. La ventaja de este último es que vaya donde vaya el perro, el collar va con él. Estos productos se deben usar días antes para proporcionar una “zona segura” e incluso días después para fijar el recuerdo de que no ha habido ningún peligro.
También existen complementos nutricionales a base de alfa-casocepina presentados en forma de cápsulas. Se deben administrar como mínimo una semana antes a dosis normal, pero si empezamos uno o dos días antes le podemos dar el doble de la dosis que le toca por peso, ya que no tiene efectos secundarios. Además disponemos de Flores de Bach y otro tipo de terapias naturales que ayudan en general a disminuir el estrés.
Miedo a las tormentas
Algunos perros también tienen miedo a las tormentas. Este miedo, fobia o ansiedad hace que los perros se vuelvan extremadamente frenéticos durante las tormentas. Los propietarios de perros que sufren cuando ven que su perro tiene miedo a este fenómeno atmosférico, suelen sentirse impotentes y frustrados.
No hay manera de saber con certeza qué provoca en los perros ese miedo a las tormentas eléctricas. Sin embargo, sobre la base de lo que sabemos, podemos especular.
Probablemente hay varias razones que podrían explicar la fobia a las tormentas de los perros. La razón más obvia sería el fuerte ruido de los truenos. Muchos perros sufren de fobia al ruido y el trueno es sólo uno entre otros muchos ruidos aterradores (como los fuegos artificiales, los disparos, etc).
Pero la causa del miedo a la tormenta puede no estar limitada al ruido. Los cambios en la presión barométrica y la humedad pueden afectar a los sentidos del perro y, posiblemente, incluso causar molestias en los oídos. Los perros artríticos o los que sufren trastornos ortopédicos pueden experimentar más dolor de lo habitual.
Hay algunas cosas que se pueden hacer para evitar que un perro reaccione negativamente ante una tormenta eléctrica o, al menos, que se pueda minimizar la reacción. En primer lugar, nunca dejes a tu perro al aire libre durante las tormentas. El hecho de que viva la tormenta más directamente solo acrecentará su miedo.
Además, debes examinar tu propia conducta y la de otras personas que estén con el perro. Tu perro va a reaccionar ante la ansiedad humana, el miedo y el estrés, incluso si no están relacionados con la tormenta. En este sentido, haz todo lo posible para permanecer relajado y crear un ambiente optimista.
Cómo calmar al perro
Si sabes que van a sonar petardos o viene una tormenta, debes actuar con la mayor calma posible. No castigar ni reñir al perro, sea cual sea su comportamiento. No acariciar al perro si acude a vosotros mostrando señales claras de miedo, como gemidos o temblores.
Crear una zona segura
Debes ayudar todo lo posible a vuestro perro a encontrar un refugio donde sentirse más seguro. Debe ser un lugar de reducidas dimensiones y oscuro, como una jaula de transporte para perros. Puedes cubrir el habitáculo con una manta para conseguir un buen aislamiento acústico.
La puerta debe quedar siempre totalmente descubierta, pero en ningún caso debe cerrarse la puerta de la habitación donde se encuentra la zona de seguridad.
Acostumbrar a tu perro a la zona de seguridad
Es importante habituar al perro a la zona de seguridad con antelación a un episodio de fuegos artificiales o a una tormenta. En un día tranquilo, acudid con el perro a la zona de seguridad y animadlo a entrar, por ejemplo, colocando dentro algunas golosinas.
Cuando llegue el momento, dirige al perro a la zona de seguridad. Si no lo ha hecho el perro espontáneamente, debéis acompañarlo a la zona de seguridad. Atrae su atención con un trocito de comida y palabras agradables, pero sin forzarlo. Si no lo consigues, deberás trabajar algunos días más el proceso de aclimatación a la zona de seguridad.
Por último, acompaña al perro durante unos minutos. Es conveniente estar cerca de vuestro perro cuando esté en la zona de seguridad. Nunca intentéis hacer salir al perro de la zona de seguridad, aunque lleve varias horas allí.