En algunas prácticas deportivas, como el ciclo indoor o cualquier otra de práctica indoor, se suda muchísimo. De hecho, muchas personas se interesan por practicar estas actividades precisamente por eso, por que se suda mucho, como si eso fuera sinónimo de un entrenamiento eficaz.
Antes de nada hay que aclarar que sudar no es malo, por supuesto que no, pero el hecho de no sudar durante la práctica de una actividad física no significa que no se esté haciendo un buen trabajo. Todo depende de qué tipo de trabajo estemos haciendo.
Es decir, sudar más o menos no debe ser la forma de evaluar la calidad de un estilo de entrenamiento. El objetivo de la sesión lo marca el monitor en función de los asistentes a la clase.
Algunos datos clave sobre el sudor
El sudor es parte del mecanismo de enfriamiento incorporado en el cuerpo. Millones de glándulas sudoríparas presentes en la superficie de la piel secretan fluidos que contienen electrolitos, principalmente de sodio y cloruro, pero también potasio, magnesio y calcio. Esta pérdida de líquido puede reducir el volumen de la sangre, aumentando el riesgo de deshidratación si esos fluidos no se reemplazan con una hidratación adecuada.
Para reponer los líquidos perdidos y mantener una temperatura corporal adecuada es necesario beber mucho, tanto antes de empezar como durante la actividad. Ten en cuenta que se pueden llegar a perder de uno a dos litros de agua durante una sesión de alta intensidad (solo tienes que ver cómo queda el suelo o cómo se llevan algunos las toallas a casa, por no hablar de cómo queda la camiseta).
Cómo afecta al entrenamiento
Varios factores se alían para que en las clases los participantes suden hasta extremos para muchos desconocidos antes.
Por una parte, al tratarse de una actividad estática y en una zona cerrada no se disfruta de los beneficios del aire libre refrescando el aire cercano. Esto hace que el ambiente no ayude al cuerpo a refrescarse (más bien todo lo contrario). Esto obliga al sistema de enfriamiento corporal a trabajar muy duro, aumentando la fatiga. A este exceso de calor en el ambiente colabora el hecho de tener compañeros muy cerca, que aportan su propio calor y reducen aún más el flujo de aire en la sala.
La deshidratación provocada por el ejercicio y por la necesidad del cuerpo de bajar la temperatura corporal, que aumenta gracias a lo anterior, además de por el propio ejercicio y esfuerzo, provoca que necesitemos beber.
Cuanto más bebemos, antes empezamos a sudar, porque nuestro sistema de termorregulación de la temperatura corporal es más eficiente. Y como el cuerpo se enfría de forma más eficaz, liberando calor adicional, podemos trabajar más y más duro.
Cómo lidiar con el exceso de sudor
Sudar es genial. Te sientes bien y satisfecho. Además, ayuda a eliminar toxinas, ayuda a perder peso y estimula el sistema inmunológico, entre otros muchos beneficios. Pero también puede resultar muy incómodo. Por eso es importante tomar medidas para lidiar con el sudor para llevar la situación de la manera más cómoda -y digna- posible. Para ello atiende a los siguientes consejos:
- Utiliza ropa adecuada que facilite la transpiración y la evaporación (lo mejor es usar ropa técnica ajustada).
- Usa ropa ligera, sin abusar de las prendas que te hacen sudar. La ropa tiene que ayudarte a evacuar el sudor y no darte más calor.
- Ten a mano una toalla para secarte. Las muñequeras o guantes con superficie de felpa son muy interesantes para secar el sudor. La toalla debe estar colocada sobre el manillar para tenerla a mano y evitar que el sudor caiga al suelo.
- Ten la botella de agua a mano (mínimo medio litro, si es más, mucho mejor). Si vas a entrenar duro tal vez te interese tomar una bebida deportiva.
- Que vayas a sudar como un loco no justifica que no cuides tu higiene personal, así que ya sabes. Una cosa es lidiar con el sudor y otra con el olor corporal.
- Cuida tu alimentación. Una dieta rica en frutas y verduras y pobre en grasas saturadas hace que el olor corporal sea menos «intenso».
