El aumento de la popularidad y la demanda de procedimientos estéticos inyectables no quirúrgicos viene acompaña de un aumento del riesgo, complicaciones, en particular las relacionadas con infecciones.
Sin embargo, la técnica aséptica está bajo el control de los profesionales de la medicina estética y puede adaptarse para minimizar la posibilidad de contaminación cruzada e infección. Teniendo esto en cuenta, en este artículo vamos a hablar sobre el control de las infecciones en los procedimientos cosméticos.
Procedimientos cosméticos y control de infecciones
El control de infección debe ser una consideración clave durante todos los procedimientos médicos estéticos, particularmente aquellos que implican la ruptura de las defensas naturales de la piel y el uso de rellenos de tejidos blandos. No hay que perder de vista que muchos de estos procedimientos tienen altos perfiles de seguridad, pero que, sin embargo, ya sea una pequeña punción o una gran incisión, los procedimientos estéticos causan algún tipo de lesión en la piel, que siempre se asocia con cierto nivel de riesgo.
La piel es uno de los órganos más grandes del cuerpo. Proporciona una función de barrera contra la infección, por lo que las brechas en su integridad, por pequeñas que sean, representan un riesgo para la infiltración de microorganismos y el consiguiente riesgo de infección.
Para aumentar la tasa de resultados positivos después de los procedimientos médicos estéticos, se requiere una cicatrización óptima de las heridas. Por eso, uno de los elementos que se deben tener en cuenta es el mantenimiento de técnicas asépticas, con alta adherencia a prácticas estériles, antes, durante y continuando después del procedimiento.
Hay que tener bien presente que una infección no solo representa un riesgo para el resultado general del procedimiento, sino que la infección aumenta el riesgo de cicatrización. Esto tiene serias implicaciones para el paciente, no solo físicas, sino también ara su salud mental y su bienestar.
El riesgo de infección en las clínicas de estética
Las áreas principales de preocupación que pueden causar la transmisión de microorganismos en la industria estética son las siguientes:
- Contacto directo o indirecto. El contacto físico entre el profesional y el cliente puede permitir la transmisión de microorganismos si no se siguen las técnicas asépticas. Además, un proveedor o cliente puede contaminar una superficie, lo que aumenta el riesgo de transmisión cruzada a otros proveedores o clientes.
- Transmisión a partir de gotas contaminadas. Un profesional o cliente que tose, estornuda o incluso habla en voz alta puede ser responsable de la liberación de gotitas contaminadas en el aire. Estas gotas más grandes pueden quedar suspendidas solo por un corto período de tiempo, sin embargo, también pueden contaminar las superficies cercanas.
- Aerosoles. Las gotas más pequeñas pueden quedar suspendidas en el aire durante largos períodos de tiempo, lo que aumenta el riesgo de inhalación y transmisión cruzada a muchas más personas que ingresan al medioambiente.
- Transmisión de dispositivos médicos. Cuando fallan las técnicas asépticas, los dispositivos médicos pueden convertirse en un vehículo a través del cual se hace posible la transmisión de microorganismos.
Prevención de infecciones durante los procedimientos estéticos
El control de infecciones después de un procedimiento estético es fundamental no solo para lograr los beneficios que el cliente espera, sino también para prevenir reacciones adversas y cicatrices.
Aunque muchos procedimientos cosméticos no producen una ruptura quirúrgica o traumática significativa de la piel, muchos de ellos producirían suficiente daño tisular a través de perforaciones o pinchazos en la piel que estimularían el efecto curativo natural del cuerpo para restaurar la función de barrera de la piel y prevenir infecciones.
Durante el proceso de cicatrización de la piel, a medida que la herida se cierra, esta es altamente susceptible a los factores de estrés ambientales y fisiológicos, así como a la infección. La interrupción del proceso de curación natural de la piel puede provocar una inflamación persistente e incluso presentar un mayor riesgo de desarrollar tejido cicatricial.
Los agentes antimicrobianos tópicos juegan un papel importante en la cicatrización de heridas después de procedimientos estéticos. Los desinfectantes actuales como el yodo y la clorhexidina han sido ampliamente utilizados; sin embargo, ambos se consideran venenos débiles. En concentraciones más altas, pueden dañar los tejidos; en concentraciones más bajas, es posible que no puedan erradicar por completo bacterias, virus u otros microorganismos dañinos. Asimismo, no se recomienda su uso en tejidos expuestos, en el ojo u otras zonas donde existan mucosas.
Por otra parte, aunque el yodo sigue siendo una de las soluciones más empleadas en la práctica médica, se sabe que causa irritación de la piel, lo que, junto con las manchas en la piel, plantea un desafío para su utilización en aplicaciones estéticas.