Un mes más, continúa nuestra campaña de apadrinamiento y promovemos la adopción animal frente a su compra. Sobre todo en estas fechas de verano, cuando se dispara el abandono animal, queremos dar visibilidad a esos animales que se encuentran acogidos por protectoras, refugios o centros de recuperación de fauna. Deseamos difundir este mensaje de respeto a los animales al mayor número de personas posible.
Campaña de apadrinamiento de animales para promover la adopción y tenencia responsable
Gracias a vuestra colaboración, en CIM Formación ofrecemos apadrinamiento a un animal de compañía cada mes. Es la manera de aportar nuestro granito de arena a esos compañeros que nos ofrecen compañía y devoción permanente.
Este mes hemos apadrinado a Hugo, quien nos ha escrito una carta para presentarse a todos vosotros.
«Hola a todos.
Mi nombre es Hugo y os voy a contar la historia de mi vida, que a pesar de ser muy corta, está llena de vivencias.
Todo comenzó cuando mi madre fue encerrada en un solar abandonado junto a otros perros para cuidar que nadie se acercara. Nací, junto a mis hermanos, en una casa abandonada llena de escombros y vallada, de la que no tenía forma de salir. Nadie se encargaba de darnos comida ni agua. Pasaban días sin que pudiéramos comer ni beber. Mi mamá no tenía leche para amamantarnos a todos, éramos muchos y casi siempre me quedaba sin comer.
Durante los primeros 5 meses de mi vida, mis hermanos, mi mamá y yo sólo nos alimentábamos de los frutos que caían de los árboles y de los desechos que cada uno de nosotros producía. Nos encontrábamos muy débiles y estábamos llenos de parásitos que nos producían muchas enfermedades. Teníamos heridas por todo el cuerpo a consecuencia de las malas condiciones que había allí donde malvivíamos. Pasaba hambre, sed y sobre todo anhelaba un cariño que nunca había conocido.
Pero un día mi vida cambió.
Varios voluntarios saltaron el muro que me separaba de la vida, me acurrucaron entre sus brazos y entonces comencé a vivir.
Poco a poco, los días fueron pasando en casa de una de las voluntarias que me había rescatado. Me dejaba todo el rato dormir, cuidaba de las heridas que tenía en mi piel, y me daba de comer cosas muy ricas. Me bañaron, me cortaron las uñas y me dejaron descansar. Todos estos cuidados hicieron que mi cuerpo se recuperara de la malnutrición. Mis heridas se curaron y pronto mi pequeño cuerpo empezó a crecer como debía.
También tenía heridas en el corazón, pero sabía que esas tardarían mucho más en curar. Habría que ser paciente conmigo, sacarme a pasear y enseñarme lo que era un arnés. Los voluntarios me enseñaron que cuando alguien se acercaba no era para hacerme daño, que no tendría que salir corriendo a esconderme, que podía esperar caricias y abrazos sin sentir ningún miedo.
Mis hermanos tuvieron más suerte que yo. Todos fueron adoptados por familias en Alemania y en Suecia, pero nadie se fijaba en mí.
Empecé a crecer y me convertí en Hugo, un perro fuerte y tímido, muy tímido y con miedo a casi todo, sobre todo a los humanos. Me adapté al refugio y a mis compañeros de chenil. Sólo necesitaba una familia que me diera un hogar.
Pero cuando todo parecía enderezarse y ya me habían puesto en adopción, enfermé.
Fui perdiendo peso muy rápidamente hasta que prácticamente sólo quedaba de mi un puñado de huesos. Había pocas esperanzas porque no sabían en qué estado estaba mi enfermedad. Otra vez sentía que mi vida se acababa. No quería comer nada, no tenía fuerzas para andar y sólo quería estar acostado. Probaron con medicamentos muy caros que me hacían vomitar y me dejaban aún más cansado, pero era el único camino que había para salvarme.
De nuevo un voluntario me acogió en su casa, y tras pasar un largo período de curación, comiendo únicamente papilla y tomando muchos medicamentos conseguí salir adelante. Fue un proceso duro que nunca habría llegado a superar si no hubiese sido por toda la ayuda de los voluntarios que gracias a su paciencia consiguieron devolverme de nuevo a la vida.
Hoy en día, sigo teniendo miedo a muchas cosas, pero mi corazón está a medio curar. Con este corazoncito a la mitad, tengo mucho que ofrecer, soy bueno, y obediente si me enseñas y no me separo de ti si me sacas a pasear. Aprendo rápido y me gusta mucho que me acaricien, aunque a veces me asusto de los ruidos.
Aún necesito medicación a diario, por eso pido ayuda a quien pueda proporcionármela. Si quieres ayudarme sólo tienes que hacer un ingreso para mí:
BMN ES39 0487 0105 80 2007000535
Ahora tengo 2 añitos, busco una familia que quiera adoptarme y poder dar todo el cariño que tengo.
Si quieres difundirme puedes ponerte en contacto con la presidenta de la protectora donde estoy: La Asociación Protectora de Animales Pintor José Mª Párraga, en Murcia. Se llama Virginia y estará encantada de atenderte. Su teléfono es 625.171.975. También puedes contactar con Alicia 660.07.43.19. o venir a visitarme a la protectora.
Gracias por tomarte tu tiempo para conocer mi historia. Si crees que puedes hacer que mi destino sea estar con una familia, DIFUNDE mi historia, y si no puedes difundir, siempre puedes hacer una donación para que mi vida en la protectora sea mucho más cómoda.»