Monitorización de la frecuencia cardíaca en deportes de resistencia
Hombre corriendo por la montaña
Foto: Brian Metzler en Unsplash

Monitorización de la frecuencia cardíaca en deportes de resistencia

El interés científico por el estudio de la frecuencia cardiaca ha brindado grandes aportes a los deportes de resistencia. El más significativo son los diversos usos que puede recibir la medición de los latidos. Es una información ideal que puede ayudar a mejorar el entrenamiento de cualquier atleta.

La monitorización de la frecuencia cardiaca no es un procedimiento rutinario. Es un método para la clasificación de la carga utilizada para ejercitarse en los entrenamientos de resistencia. Por tanto es una forma precisa de categorizar el peso usado según la cantidad de latidos.

Diferencia de la frecuencia según el entrenamiento

Cabe destacar que la frecuencia cardíaca puede reaccionar de modo distinto según el tipo de entrenamiento. Los latidos en los entrenamientos de resistencia siempre son más numerosos que en los de fuerza.

Un ejemplo son los ejercicios de sentadillas y de ciclismo realizados en el umbral de lactato. Los de ciclismo, que son de resistencia, suelen elevar la frecuencia entre 10 y 20 latidos por encima de las sentadillas. Estas últimas pertenecen a los entrenamientos de fuerza.

Debido a esta diferencia ya comprobada se vuelve difícil establecer zonas de entrenamiento tradicionales. Y es que habría que realizarse un seguimiento de la frecuencia cardiaca en muchos ejercicios y entrenamientos. Solo así podría fijarse un promedio general.

El factor de las repeticiones

En la comprobación de la diferencia en la frecuencia cardiaca para deportes de resistencia se ha resaltado el número de repeticiones. Aparentemente cuanto mayor es, más elevada es la cantidad de latidos en la persona que entrena.

Un ejercicio de fuerza máxima, por ejemplo, suele implicar muy pocas repeticiones. Las series son más reducidas porque se exige un mayor esfuerzo, y por ende hay menos latidos por minuto. Por el contrario, los de resistencia muscular implican muchas más repeticiones, lo que incrementa la frecuencia.

La variedad en los ejercicios

La repetición no es el único factor que se ha identificado como causa en la diferencia de la frecuencia cardiaca. El tipo de ejercicio específico también juega un papel fundamental aunque las series tengan igual número de repeticiones.

En ese sentido, un ejemplo del cambio se da entre los ejercicios de piernas y los de brazos. Estos últimos suelen generar una mayor frecuencia cardiaca, y aún más si se usa ambos brazos en el proceso. Eso aplica sin importar que las repeticiones y el tiempo de descanso sean iguales en los dos casos.

La frecuencia cardíaca en la medición de la recuperación

Monitorear la frecuencia cardiaca es igualmente útil para medir la recuperación tras los entrenamientos de fuerza. Este uso es más reciente que el de la clasificación de las cargas, aunque no ha tardado en adquirir popularidad.

Para sustentar esta utilización se ha seguido la variabilidad de la frecuencia al cabo de uno o dos días tras entrenar. Al estudiarla se ha podido establecer una conexión con los cambios en el sistema nervioso autónomo. Por consiguiente, resulta posible establecer en qué medida se ha recuperado el atleta.

En el caso particular de los entrenamientos de fuerza, la variación en la frecuencia puede ser observada luego de treinta minutos. Esta alteración persiste por un lapso máximo de 48 horas, según se ha podido comprobar.

El caso de los entrenamientos de fuerza de alto volumen

Los entrenamientos de fuerza de alto volumen parecen tener un mayor impacto en el metabolismo. Al exigir más a la sangre acaban ocasionando un aumento considerable en la cantidad de latidos por minuto. De esa manera, estos ejercicios suponen un mayor tiempo para lograr una recuperación total.

El uso de la frecuencia para prescribir entrenamientos

Algunas investigaciones recientes han intentado demostrar que es posible utilizar el cambio en la frecuencia para prescribir entrenamientos. En otras palabras, se plantea la posibilidad de aprovechar la variabilidad en los latidos para optimizar los ejercicios.

Esta posibilidad necesita aún más estudio. No obstante, todo indica que sí es posible. Por otro lado, se ha descubierto también que la frecuencia cardiaca va disminuyendo conforme pasan las semanas. Es decir, mientras más se acostumbra el atleta, más controlados estarán sus latidos.

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