Los profesionales de la educación y adiestramiento canino deben poner en conocimiento de los futuros dueños que la elección del compañero peludo con quien compartir su vida no es algo que debemos dejar al azar. No estamos hablando solo de razas estandarizadas, ni de belleza externa; estamos hablando de carácter, algo que puede condicionar nuestra relación con el perro para bien o para mal.
Un alto porcentaje de abandonos de perros se produce porque pasada la época de “cachorro-peluche” encantador, su carácter dominante o asustadizo en extremo, dificulta la convivencia con los humanos. Esto hace que dueños irresponsables opten por el abandono y no por una correcta reeducación y reinserción, bien en su propio hogar o en otras tareas apropiadas a su temperamento.
Existen multitud de test que se pueden realizar al cachorro en las primeras etapas de su vida y que pueden orientarnos a la hora de recomendar el perro más idóneo al dueño más adecuado, sin obviar que en la psicología canina también influyen valores ambientales a lo largo de su maduración.
Test de Campbell para adiestradores
El test de Campbell fue ideado en 1975 por el adiestrador norteamericano William Campbell. Eficaz, eficiente y de fácil realización, es uno de los más utilizados hoy en día por los aficionados al mundo canino.
Para su correcta realización debemos seguir una serie de pautas establecidas: el cachorro debe tener entre 5 y 7 semanas y en una sala vacía, sin distracciones, en la que solo se encuentre la persona que va a llevar a cabo el test, que debe ser una persona que el cachorro ya conozca.
El test de Campbell se divide en cinco pruebas:
- Prueba de atracción social: se sitúa al cachorro en el centro de la habitación, el adiestrador se aleja unos pasos y sin decir palabra se agacha y da unas palmadas. Si acude con la cola alta, será un perro dominante; si lo hace con la cola baja, será sumiso; y si camina en otra dirección, independiente.
- Aptitud para el seguimiento: el observador se aleja sin prestar atención al perro. Si lo sigue con la cola en alto, es dominante. Si lo hace con la cola gacha, es sumiso. Si no lo sigue, independiente.
- Respuesta a la obligación: se coloca al cachorro boca arriba sujetándolo suavemente por el pecho durante 30 segundos. Si se revuelve, ladra o trata de morder, será dominante. Si permanece tranquilo, se adormece o trata de lamer las manos, es sumiso.
- Dominio Social: acariciaremos al cachorro desde la cabeza a lo largo del lomo, ejerciendo cierta presión pero, de manera calmada. Si trata de revolverse para morder la mano o al adiestrador será dominante. Si lo que quiere es lamer la mano, será sumiso. Si trata de escapar y alejarse muestra su independencia.
- Dominio por elevación: levantamos al cachorro unos 15-20 centímetros del suelo sujetándolo por el pecho con las manos entrelazadas durante 30 segundos. Si gruñe y se revuelve, es dominante. Si no se revuelve e incluso, lame las manos es muy sumiso.
Un cachorro equilibrado será aquel que dé muestras de sumisión en, al menos, tres de la pruebas del test de Campbell. Éste será el elegido para una vida familiar. Si muestra alta dominación será el elegido para profesionales de la educación del animal, para que con su amplia experiencia y conocimientos consigan sacar partido al potencial positivo que todos los perros esconden dentro de sí.