Enfermedades autoinmunes en perros
Perro con enfermedad autoinmune
Imagen: depositphotos

Enfermedades autoinmunes en perros

La salud del sistema inmunológico puede marcar la diferencia entre una recuperación rápida y una enfermedad que se prolonga durante semanas, incluso ante un simple resfriado. El sistema inmune, tanto en las personas como en los animales, juega un papel esencial en el mantenimiento de la salud general del cuerpo y la resistencia a las enfermedades.

Pero a veces, las cosas van mal con el sistema inmune. Tanto los factores genéticos como los ambientales pueden causar o «desencadenar» una disfunción inmune, lo que lleva a una deficiencia inmune.

Qué es la autoinmunidad

La autoinmunidad es causada por una reacción mediada por el sistema inmune a autoproteínas o antígenos (es decir, falta de autotolerancia). La susceptibilidad a la enfermedad autoinmune tiene una base genética en humanos y animales. Numerosos virus, bacterias, productos químicos, toxinas y drogas han sido implicados como agentes ambientales desencadenantes de enfermedades autoinmunes en perros o gatos también.

Este mecanismo funciona con mayor frecuencia mediante un proceso conocido como «mimetismo molecular», cuando una sustancia extraña imita un componente del cuerpo de modo que se generan anticuerpos contra ambos. Las enfermedades autoinmunes en perros o gatos, de las que hablaremos en este artículo, reflejan la suma de los factores genéticos y ambientales involucrados.

Enfermedades autoinmunes de origen genético

La lista de enfermedades autoinmunes hereditarias documentadas en humanos y animales es alarmante y continúa creciendo a medida que dañamos y contaminamos nuestro medio ambiente. Entre ellas encontramos, por ejemplo, los problemas de tiroides, la enfermedad de Addison (trastorno que aparece cuando el cuerpo no produce suficiente cantidad de ciertas hormonas que segregan las glándulas suprarrenales), la diabetes, diferentes enfermedades autoinmunes de tipo hematológico y enfermedades musculares (como miastenia grave, miositis muscular masticatoria, polimiositis, dermatomiositis).

Otras enfermedades autoimnunes de tipo genético son los trastornos de pénfigo, el lupus eritematoso sistémico o el vitiligo (todas ellas enfermedades de la piel), la meningoencefalitis de complejo inmune o la artritis reumatoide. De tipo renal están la glomerulonefritis del complejo inmune y el lupus eritematoso sistémico (LES).

Enfermedades hematológicas en los perros

Las enfermedades hematológicas de tipo autoinmune incluyen anemia hemolítica y trombocitopenia (recuento bajo de plaquetas). Se están encontrando cada vez con mayor frecuencia estas enfermedades en animales y humanos. En perros y ocasionalmente en gatos, este trastorno puede asociarse con insuficiencia de la médula ósea.

Las enfermedades autoinmunes en perros o gatos provocan uno o más de los siguientes signos: letargo, anorexia, membranas mucosas pálidas, debilidad, intolerancia al ejercicio, taquicardia (frecuencia cardíaca rápida), taquipnea (respiración rápida), ictericia (ictericia), hemoglobinuria (pigmento de hemoglobina en la orina) y fiebre.

Enfermedad de Addison

También llamada hipoadrenocorticismo, la enfermedad de Addison se produce cuando las glándulas suprarrenales son hipoactivas y no producen suficientes hormonas corticosuprarrenales. La forma primaria de la enfermedad de Addison es una reacción inmune autodirigida dentro de las glándulas suprarrenales (es decir, una enfermedad autoinmune o mediada por el sistema inmune), en la cual los linfocitos del individuo afectado destruyen progresivamente las glándulas.

La enfermedad de Addison puede causar muchos problemas de salud graves, y a menudo se diagnostica erróneamente como otro trastorno. Los síntomas son inespecíficos e imitan otras condiciones generales.

Incluyen debilidad muscular y letargo general (apatía), en el que los perros afectados no podrán saltar, tendrán problemas para subir escaleras, tumbarse mucho o mostrar falta de entusiasmo por las actividades que implican esfuerzo físico. También puede haber vómitos y diarrea, hiperpigmentación (pequeños parches o manchas de piel más oscura alrededor de las axilas, las membranas mucosas o dentro de la mejilla), dolor en las articulaciones, falta de apetito y escalofríos o temblores musculares.

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