Los trastornos y deformidades en manos y dedos no solo afectan a su aspecto, sino que son muy molestas e incapacitantes, entorpeciendo o impidiendo realizar tareas cotidianas: agarrar o manipular un objeto, retorcer o escurrir, estirar con fuerza, sostener o escribir son acciones que se ejercen con dolor o directamente no pueden llevarse a cabo.
En este artículo repasamos cinco de las afecciones que suelen aquejar a los dedos de las manos:
- Contractura de Dupuytren
- Deformidad de Boutonnière (en ojal)
- Síndrome de De Quervain
- Dedo en gatillo
- Deformación en cuello de cisne
Deformidades en los dedos de las manos
Lesiones, traumatismos, desgaste, irritación, enfermedades degenerativas, factores genéticos… Son varias las causas que pueden provocar trastornos y deformidades en los dedos de las manos. Según la afección y el grado de desarrollo de la patología puede recurrirse a soluciones más conservadoras, como los protocolos de quiromasaje, estiramientos y uso de ortesis, o será necesaria la intervención quirúrgica y la posterior rehabilitación y mantenimiento para recuperar el máximo grado de movilidad y funcionalidad.
Contractura de Dupuytren
La contractura de Dupuytren es una patología crónica que se produce debido al progresivo engrosamiento y retracción de una de las capas fasciales de la mano por el lado palmar, concretamente de la aponeurosis palmar que cubre los tendones flexores de la mano. Dicha retracción causa la flexión de algunos dedos hacia la palma.
Aunque se desconoce la causa exacta que provoca la aparición de la contractura de Dupuytren, sí se sabe que existe un componente genético, ya que suele afectar a distintos miembros de una misma familia. Afecta principalmente a los hombres mayores de cincuenta años, aunque puede darse en mujeres de edad más avanzada. Otros posibles factores relacionados son el tabaquismo. el alcoholismo y la diabetes. También se observa un mayor índice de afectados entre quienes ejercen profesiones que implican el uso habitual de maquinaria vibradora, como los martillos neumáticos.
El inicio de la afección es indoloro y pueden pasar años antes de empezar a sentir una falta de funcionalidad que irá empeorando de manera gradual dificultando el agarre de los objetos, el apoyo de la palma de la mano y el estiramiento de los dedos.
El engrosamiento de la parte palmar provoca primero la aparición de protuberancias fibrosas en los dedos cerca de los nudillos. A continuación se forma bajo la piel un cordón fibroso a modo de brida de retracción que flexiona los dedos hacia la palma de la mano, dificultando cada vez su movilidad y llegando a bloquearlos. Es importante empezar a poner remedio cuanto antes para poder recuperar la extensión de los dedos sin tener que recurrir a la cirugía.
El protocolo de actuación de la sesión de quiromasaje consiste en la realización de masaje miofascial y descontracturante junto a estiramientos de la musculatura flexora del antebrazo y los dedos. También se efectúa la técnica de masaje transverso profundo (Cyriax) en la zona afectada, aplicando frío al terminar. Este protocolo es válido, tras la cirugía y el consiguiente periodo de rehabilitación, para eliminar posibles adherencias postquirúrgicas.
Deformidad de Boutonnière (Dedo en ojal)
Esta deformidad consiste en la incurvación (flexión) de la articulación interfalángica proximal, hacia la palma de la mano, y una hiperextensión de la articulación interfalángica distal, alejándose de la palma.
El motivo más común es la deformación, causada por la artritis reumatoide, debida a la inflamación sostenida de las articulaciones. Otros motivos son sufrir una luxación, una laceración en el dorso del dedo o un corte profundo. El dedo en ojal sucede cuando se da una rotura de la inserción central del tendón extensor y la cabeza de la falange proximal protusiona entre las bandas laterales del mismo.
La sintomatología incluye inflamación y dolor más dificultad o incapacidad para estirar el dedo. Es importante tratarlo rápidamente para evitar que la articulación se endurezca y no sea posible volver a la posición normal aún con la ayuda de la otra mano. En estos casos sería necesario practicar una cirugía. En los casos más leves, el tratamiento es ortopédico. Como en todas las lesiones tendinosas, aplicamos frío e inmovilizamos la mano hasta recibir atención médica.
Síndrome de De Quervain
El síndrome de De Quervain, también denominado esguince de la lavandera, es una tenosinovitis causada por el engrosamiento y atrapamiento de la vaina tendinosa y de los tendones extensor corto y abductor largo del pulgar que se deslizan a través del primer compartimento dorsal de la muñeca.
La artritis reumatoide y la diabetes son dos enfermedades que predisponen a padecer esta patología. Otras posibles causas son el uso repetitivo de la muñeca, especialmente en movimientos de torsión o una laxitud ligamentosa que estabilice la muñeca. Suele ser frecuente en los padres primerizos al levantar de forma repetida al bebé con un movimiento de extensión radial.
El síntoma más relevante es el dolor y la inflamación en la zona proximal a la apófisis estiloides del radio que se agrava con el movimiento. La positividad del test de Finkelstein (aducción del pulgar hacia la palma envolviéndolo con el resto de los dedos y efectuando una desviación cubital suave) es uno de los signos de este síndrome.
El protocolo de recuperación aconseja el uso de crioterapia y la inmovilización de la articulación para mantener el pulgar en reposo y conseguir disminuir la inflamación y el dolor. Más adelante, el quiromasajista aplica una técnica de masaje para relajar la mano y el antebrazo, incluyendo ejercicios de movilización pasiva y estiramientos de la muñeca y el pulgar y maniobras de apertura de la articulación. También puede aplicarse de forma suave la técnica de Cyriax en los tendones afectados y en el ligamento anular del carpo.
Dedo en gatillo
El dedo en gatillo es una tenosinovitis estenosante de los tendones flexores, es decir, una inflamación de la vaina tendinosa, cuyo engrosamiento provoca el atrapamiento de los tendones flexores dando lugar a un problema de espacio entre estos y las poleas de los dedos a través de las cuales se deslizan y se mantienen cerca del hueso. La fricción genera más inflamación y una reacción fibrosa que se manifiesta en forma de nódulos.
La etiología es desconocida, aunque es una afección más frecuente en el sexo femenino, en el intervalo de edad entre los cuarenta y los sesenta años y con mayor incidencia entre quienes practican actividades como la escalada, el manejo de tijeras pesadas (por ejemplo, en la jardinería) y los deportes de raqueta o palos. Las personas que padecen artritis reumatoide o diabetes mellitus son más proclives a padecer este tipo de afecciones.
La sintomatología característica es notar el nódulo en la base del dedo y sentir que el dedo se queda «enganchado», con lo que se dificulta su extensión. Si no se trata, cada vez será más difícil lograr la extensión completa incluso haciendo fuerza con la otra mano. Aparece el dolor y se nota un resalte brusco al vencer la resistencia que ofrece el dedo.
El grado de afectación decidirá el procedimiento a seguir. En el grado I y II se aplica masaje miofascial y descontracturante junto a estiramientos de la musculatura flexora, técnica de Cyriax y posterior crioterapia. Este mismo protocolo es válido en el mantenimiento tras la cirugía y la rehabilitación en los casos con afectación de grado III y I.
Deformidad en cuello de cisne
La deformación en cuello de cisne es una de las más anómalas. Consiste en la incurvación (flexión) de la articulación de la base del dedo (metacarpofalángica), la hiperextensión de la articulación media (interfalángica proximal) y la incurvación de la articulación interfalángica más distal.
Es otra deformidad característica de las enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide o el lupus eritematoso sistémico, puede ser consecuencia de una deformidad inicial no tratada, por ejemplo un dedo en gatillo no tratado, laxitud de los ligamentos o espasticidad de los músculos intrínsecos (los se originan y terminan en la mano). La hiperextensión de la articulación media disminuye la capacidad de los tendones para enderezar el dedo y causa la flexión del extremo.
El primer paso es corregir la afección primaria, si es posible con apoyo de una férula anular. En los casos más incapacitantes suele ser necesaria la cirugía.
Las deformidades de los dedos de las manos son habituales y es recomendable trabajar desde su inicio para corregirlas y recuperar la máxima funcionalidad, evitando tratamientos más invasivos en la medida de lo posible o ayudando al mantenimiento de éstos tras la cirugía y posterior rehabilitación.