El yoga resulta extraordinariamente eficaz en el mantenimiento de la salud y la prevención de la enfermedad. Puede aliviar o curar defectos estructurales o disfunciones fisiológicas, también puede ayudar en el manejo de las enfermedades crónicas o como rehabilitación y apoyo al tratamiento médico. Por otra parte, el yoga también entrena a la mente para afrontar las dificultades o el dolor y facilita una actitud positiva.
Las posturas o asanas suponen el estiramiento, flexión, rotación y fijación de las articulaciones y los músculos. Mientras las extremidades, el tronco y la cabeza se mantienen en distintas direcciones hacia delante, hacia atrás, lateralmente o invertidas. Este amplio abanico de acciones permite que todos los sistemas del cuerpo se beneficien y alcancen su óptimo funcionamiento. La práctica del yoga libera de incapacidades físicas y distracciones mentales, proporcionando una abundante reserva de paz y alegría.
El deporte y las actividades físicas desde su origen han sido relacionados con la salud de las personas. A lo largo de toda la vida se ha asociado la longevidad a la población deportista cuya vida es activa y procuren una dieta equilibrada y adecuada. Durante el siglo XX, diversas fuentes de investigaciones afirman las hipótesis planteadas anteriormente: la relación de la salud y el ejercicio.
Cómo ayuda el yoga a la salud
Un factor de gran relevancia y eficaz para prevenir la aparición de estas enfermedades y frenar su progresión, en caso de existencia, es el ejercicio físico y el deporte, ya que actúan directamente en el corazón y los vasos sanguíneos. Aquellas personas que han sufrido enfermedades cardiacas han comprobado la mejora de su calidad de vida y ayuda en el tratamiento mediante la práctica de esta actividad física. El sobrepeso y la diabetes y los dolores de espalda son igualmente prevenibles y tratables mediante un adecuado ejercicio físico y una dieta equilibrada.
También se han comprobado los beneficios del deporte sobre el cuidado y mantenimiento de los huesos, previniendo enfermedades como la osteoporosis, diversos dolores musculares y articulares, que puede ser aliviados mediante sesiones personales y específicas de ejercicio. Los trastornos venosos de las piernas también pueden ser tratados y prevenidos mediante un adecuado programa de actividad física.
Cabe destacar que, según la OMS, la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Para ello, el yoga es un deporte óptimo para todo. Por todo lo que se ha comentado anteriormente.
Uno de los primeros objetivos es que el ser humano llegue a controlar su medio físico, mental y espiritual, viéndose como una unidad. La circulación de la sangre, el grado de tensión de nuestros músculos y nervios. El insomnio, la buena digestión de los alimentos, la postura ante la vida y hasta los propios pensamientos que penetran en la mente son susceptibles de control y dominio y progresivos.
El yoga es una fuente inagotable de vitalidad. El aprender un poco siquiera de su gimnasia, la respiración completa y un poco de su filosofía son todas las aplicaciones prácticas. Será una de las más valiosas ayudas para evitar las enfermedades físicas, las frustraciones y las armonías mentales y la ignorancia espiritual significa una feliz y plena manera de vivir.
A continuación vemos cómo el yoga repercute positivamente en los diferentes órganos y sistemas.
Sistema muscular
El uso que de los músculos hace el yoga permite desarrollar la flexibilidad, la fuerza y la resistencia de manera segura y gradual. El cuerpo se planifica y se libera de los patrones de tensión en un entorno de vitalidad y energía.
Cada zona estimula una red diferente de células en músculos, tendones y ligamentos. Las articulaciones se llevan a una gama completa de movimientos que descomprime y nutren el cartílago articular, además de restablecer la correcta alineación de los huesos. El incremento de la irrigación sanguínea que reciben los huesos mediante las posturas de yoga favorece la mineralización ósea y pone freno a procesos degenerativos de descalificación como osteoporosis.
Cada área de rigidez en músculos y articulaciones restringe nuestra libertad de movimiento. Pero gracias a un trabajo sistemático, el yoga permite retirar capa por capa la armadura de tensión con la que se han recubierto no solo las fibras musculares, sino también las velas capilares y conexiones nerviosas, limitando así nuestra sensibilidad física y capacidad de respuesta muscular. El suave estiramiento presente en cada asana incrementa la eficacia de las fibras musculares.
Sistema circulatorio
Con la práctica de las asanas la circulación sanguínea llega a todo el cuerpo. Los músculos, las articulaciones, los órganos internos, el tejido conjuntivo y la piel permanecen irrigados por un continuo flujo de sangre fresca, lo cual no solo aporta nutrientes a las células, sino que también ayuda a purificar las de residuos tóxicos.
Los vasos sanguíneos se ejercitan regularmente; se contraen las posturas erguidas y se expanden en las posturas invertidas en armonía con la gravedad. Descansan en posturas supinas y pronas, en las que la fuerza gravitatoria es insignificante. Así, los tejidos se reponen constantemente con nutrientes y se previene la degeneración. Los tejidos bien nutridos funcionan eficientemente y las células y las nuevas células que reemplazan a las muertas son de gran calidad.
El corazón
Las asanas de yoga dan espacio el corazón y alivian la presión y el dolor, incluso donde exista el problema adicional de engrosamiento de las arterias debido a la dieta y un estilo de vida poco saludable.
El músculo cardiaco se fortalece y se libera de la presión de las estructuras que le rodean. Para ello, la columna dorsal ha de sostener el esternón en posición elevada, evitando que la caja torácica se desplome, ya que esto estrecha la región del corazón. La práctica de yoga aumenta la acción cardiovascular y, sin forzar indebidamente el sistema.
La espalda
Una columna sana es la fuente de la juventud. Las técnicas de yoga se centran fundamentalmente en el trabajo de la columna vertebral, que es el eje principal de la armadura del esqueleto y todo el organismo. El deterioro o la degeneración de las vértebras no solo es debilitante, sino que se corre el riesgo de dañar los nervios. El sistema nervioso central constituye una red de fibras que, profundamente arraigadas a la médula espinal, inervan todas las vísceras, asegurando su buen funcionamiento.
Las desviaciones de la columna y las curvas espinales, exagerada por la por lo general debido a escasos hábitos de ejercicio, llevan a músculos y tendones a acortarse y debilitarse, desequilibrando la columna y alterando también el equilibrio funcional de los órganos internos. El estiramiento que procuran las asanas de yoga incide sobre las vértebras y los discos intervertebrales, aumentando su hidratación y deteniendo la progresiva degeneración. Las raíces nerviosas se descomprimen y los ligamentos vertebrales se ven beneficiados, mejorando así la lineación de la columna.
El sistema respiratorio
Los catarros, la congestión, la bronquitis, el asma y la predisposición a las infecciones pulmonares pueden deberse a una dieta inadecuada que acaba por debilitar el equilibrio del sistema inmunitario, así como la contaminación atmosférica. Las posturas de yoga expanden el pecho, fortaleciendo todo el sistema respiratorio. Los pulmones débiles y enfermos se fortalecen y flexibilizan.
Con la edad las costillas superiores se estrechan y la parte alta de los pulmones se usa cada vez menos. La práctica de yoga estimula la caja torácica y a los pulmones, abrirse bien y restablece la capacidad de respirar con en profundidad. Esto favorece el intercambio gaseoso y la oxigenación de las células y tejidos que se renuevan y revitalizan. La respiración celular genera fuentes de energía que sostiene la actividad muscular.
El control de la respiración actúa directamente sobre el sistema nervioso autónomo, lo cual estabiliza la reacción frente al estrés, haciendo desaparecer la tensión muscular producida por las repetidas señales de alerta.
El sistema inmunitario
La resistencia del organismo y su recuperación de la enfermedad es el don natural de la curación. El agotamiento, los aditivos químicos alimentarios, la contaminación, las infecciones y el estrés continuo debilitan el sistema inmunitario.
El yoga recupera la fuerza y la resistencia del organismo, que se recupera así más fácilmente de enfermedades y lesiones. Al mismo tiempo se acumulan fuerzas para resistir futuras tensiones. En este sentido, las posturas invertidas estimulan la respiración profunda, incrementando la oxigenación y nutriendo el cerebro de los nervios, infundiendo energía a todo el cuerpo.
Sistema digestivo
Un sistema digestivo sano es la clave para el bienestar del organismo. La comida ingerida se convierte en tejido corporal. La buena nutrición y una digestión que funcione bien producen tejidos sanos. Una dieta deficiente, el estrés y unos órganos enfermos o dañados deterioran la eficacia del sistema digestivo. Los mismos efectos provoca la mala postura en el cual se comprimen los órganos internos, la práctica de yoga fortalece los órganos digestivos y alivia la incomodidad y el dolor.
Asimismo, incrementa la eficacia metabólica y alivia el estreñimiento. Muchas asanas aplican una suave presión en el hígado, bazo, páncreas y demás órganos abdominales. Las vísceras reciben así un masaje que estimula la función de limpieza y drenaje que renueva la sangre que los irriga y revitaliza todos los tejidos.